LA GOBERNABILIDAD DE BARCELONA, EN JUEGO

La soledad de Colau

La alcaldesa, Ada Colau, entra en el ayuntamiento, en julio.

La alcaldesa, Ada Colau, entra en el ayuntamiento, en julio.

CRISTINA BUESA / BARCELONA

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Quedan pocos días para que se despeje la incógnita de la gobernabilidad de la ciudad. El apoyo (o no) a las ordenanzas fiscalesapoyo ordenanzas fiscales y al presupuesto por parte de ERCPSC y la CUP permitirá conocer el grado de soledad del gobierno de Ada Colau. En primer lugar, si republicanos, socialistas y/o cupaires ayudan a Barcelona en Comú (BC) a sacar adelante las pocas novedades en impuestos y tasas para el 2016, será toda una declaración de intenciones. Permitiría presagiar un acuerdo de gobierno estable en un horizonte cercano.

Pero hoy ninguno de los actores es capaz de aclarar qué posibilidades de éxito hay. Los protagonistas parecen abiertos a hablar aunque el hecho de que el gobierno de Colau necesite como mínimo a ERC, PSC y un voto de la formación asamblearia complica el acuerdo porque hay muchos a quienes contentar. Y todos se miran de reojo.

PISARELLO, EL NEGOCIADOR

El encargado de ganarse esos avales es el primer teniente de alcalde de Economía, Gerardo Pisarelloprimer teniente de alcalde de EconomíaGerardo Pisarello. "Tenemos que explorar las posibles variantes. Siempre estamos abiertos a dialogar con todas las fuerzas aunque hay algunas prioritarias, que fueron las que apoyaron la investidura de la alcaldesa", recuerda el número dos municipal.

De hecho, una de las principales críticas de la oposición, incluidos esos socios preferentes, es la incapacidad de llegar a acuerdos de BC. En el primer pleno ordinario del mandato, celebrado el viernes pasado, fue uno de los reproches más repetidos. Y Xavier Trias, jefe del segundo grupo del plenario, CiU, insistió el miércoles en una entrevista en BTV en que el gobierno les trata como "apestados" y no habla con ellos.

REUNIÓN TÉCNICA

Fuentes municipales rechazaron esa idea y explicaron que Pisarello ha convocado o convocará a todos los grupos en los próximos días. Será para la negociación política. Para este jueves hay una cita previa, solo con los técnicos de los partidos, para dar las primeras explicaciones. La intención es que la comisión de gobierno del próximo miércoles apruebe las ordenanzas fiscales, paso previo para que se debatan en la comisión de economía el día 20. No es, en principio, un trámite difícil de superar. Consciente de su fragilidad, BC plantea una congelación del IBI, algo que fácilmente pueden comprar el resto de partidos, y una ampliación de las subvenciones y bonificaciones para las familias más desfavorecidas. Este último aspecto, añaden, no supondría ningún impacto para las arcas municipales, que gozan de buena salud.

El líder del PSC, Jaume Collboni, usó el miércoles el mismo sistema del gobierno y, a través de los medios de comunicación y sin haberse reunido formalmente todavía con BC, lanzó su oferta de salida. Propuso que los nuevos autónomos no paguen impuestos durante el primer año, una medida de su programa electoral y que tildó de "condición sine qua non para entrar a negociar con el gobierno municipal".

EL PLENO, FECHA LÍMITE

Con este ofrecimiento se abrió el baile. De hecho, la alcaldesa ha asegurado en distintas ocasiones que las conversaciones sobre un eventual pacto estable de gobierno deberían hacerse confrontando programas, con medidas concretas sobre la mesa. El concejal de ERC, Jordi Coronas, aseguró el miércoles que es precisamente eso lo que su grupo echa de menos.

"Tenemos muchas cosas a decir tanto en las ordenanzas como en los presupuestos , queremos poner condiciones. La voluntad de llegar a acuerdos existe, pero van con el tiempo muy justo", analizó el edil. Coronas se refería a que irremediablemente el pleno del 30 de octubre debe aprobar provisionalmente las ordenanzas. En caso contrario se deberían prorrogar las del 2015. Los republicanos plantearán medidas de fiscalidad verde para las ordenanzas, tanto referidas a la movilidad como sobre consumo energético.

Todo este estira y afloja sobre la fiscalidad es, no obstante, el preludio de una discusión mayor. Los grupos se rindieron a la supeditación de la política municipal a la cita electoral del 27-S y orillaron cualquier acuerdo estable por tacticismo. Ahora está por ver hasta que punto las elecciones generales del 20 de diciembre provocarán lo mismo. Los socialistas, a pesar de que siempre han explicitado su deseo de apoyar de forma estable a Colau, son seguramente quienes más se la juegan. Piden que el debate soberanista quede aparcado, algo que ERC no piensa consentir. Todo lo contrario, los republicanos insisten en que la capital catalana debe jugar un papel mucho más activo.

BC se siente ideológicamente más cercana a los republicanos y no acaba de sentirse cómoda con el PSC a pesar de que sabe que los necesita a ambos. Los presupuestos, cuya negociación sí podría alargarse a enero, será el asunto que aclare si la alcaldesa sigue o no su camino sola.