AVANCE DE UN GIGANTESCO TEMPLO CATÓLICO EN LA CAPITAL

La Sagrada Família redibujará el perfil de Barcelona en el 2015

RAMON COMORERA
BARCELONA

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La Sagrada Família puede centrarse de nuevo solo en lo suyo, en mirar al cielo, como teológicamente le corresponde por el credo que la impulsa con el apoyo imprescindible de los ingresos turísticos que pagan las facturas. Nunca ha dejado de hacerlo, pero el túnel del AVE de Fomento y Adif por los dominios del maligno obligó a bifurcar en los últimos años la mirada de forma turbadora. Con el agujero ferroviario abierto sin más novedad, hasta ahora, que un intenso eco mediático, el templo esboza ya en lo más alto unos brotes grises que en el 2015 cambiarán por tercera vez elskylinede la capital. En este plazo, las cuatro torres de los evangelistas se sumarán, ya muy avanzadas, a los ocho pináculos actuales para formar buena parte del bosque sideral final soñado por Gaudí en el cielo barcelonés.

Es la nueva frontera, ajena como siempre a los debates arquitectónicos o existencialistas sobre la continuación de la obra iniciada por Gaudí, que la junta constructora afronta una vez completada la gran nave central donde recalará el Papa el 7 de noviembre.

PERFIL COMPLEJO / Las torres de Joan, Lluc, Marc y Mateu, los publicistas oficiales de la doctrina de Jesús de Nazaret, tendrán 120 metros de altura igual que las de los apóstoles de las fachadas del Naixement (Marina) y Passió (Sardenya) ya erguidas y a las que se sumarán, en una última fase de las obras, las de la Glòria (la entrada principal por Mallorca). El presidente del patronato, Joan Rigol, ha explicado que con los cuatro pináculos se verá que el perfil del monumento es mucho más complejo.

Estos nuevos dedos que apuntarán al universo católico echan ya raíces a 45 metros de altura (lado montaña) y 60 (lado mar) sobre la bóveda que cubre el crucero y rodeando la sala central (futura zona de información y visión panorámica), encima de la cual se prevé levantar la torre definitiva del monumento.

ETERNO EQUILIBRISMO / Se trata del enorme pináculo de Jesucrist que culminará, en un increíble ejercicio de eterno equilibrismo, a 170 metros del prosaico suelo con una gran cruz a la que se podrá acceder en ascensor. Cuando tamaña construcción sea una realidad, el templo, iniciado por la burguesía conservadora para contrarrestar el creciente anticlericalismo decimonónico y hoy convertido en icono global del siglo XXI, se adueñará en exclusiva del horizonte ciudadano y eclipsará a los tres monolitos, con permiso de la lejana torre de Collserola, que jalonan ahora la modernidad barcelonesa: los macizos rascacielos litorales de Mapfre y Arts (solo 154 metros) y la bala multicolor, aunque sus luces ejercen bien poco, de Agbar (142).

En una zona próxima a estecráter en erupción,pero encima ya del ábside apunta igualmente hacia arriba, como mostró el viernes el arquitecto director adjunto de las obras Jordi Faulí en un recorrido por las alturas, la última de las 18 torres que tendrá el templo: la de la Verge Maria. La pieza luce ya una llamativa y voluminosa estructura cónica de hiperboloide, una de las figuras geométricas clave del concepto del espacio y del dominio de la gravedad de Gaudí.

SACRISTÍA EN ENERO / En estos próximos cinco años, el patronato prevé acabar igualmente una de las dos sacristías de techo abovedado y laberíntico situadas a ambos lados del ábside y lindantes con la calle de Provença. Será la del lado de la fachada de la Passió (Sardenya). Joan Rigol detalló que estos espacios de 18 metros de diámetro (igual que la gran torre central de Jesucrist) y 40 metros de altura se destinarán a actividades sociales y culturales relacionadas con la Sagrada Família. Faulí explicó que se está acabando el proyecto ejecutivo de esta sacristía con el objetivo de poder empezar las obras en enero del 2011.