BARCELONEANDO

De los Austrias a la transición

Barcelona tiene muchos novios literatos y tantas caras como escritores la han retratado

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Natàlia Farré

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"Hay muchas Barcelonas". Cierto. Quizá tantas como barceloneses. O turistas, que estos también la viven a su manera. Ya se sabe, cada quien es cada cual. Y cada quien y cada cual tiene su cartografía emocional de la ciudad. Los escritores, también. Barcelona no es de un solo autor. París tiene a Balzac. Dublín, a Joyce. Pero Barcelona tiene muchos novios literatos. Ahí están Juan Marsé, Eduardo Mendoza, Mercè Rodoreda, Carmen Laforet, Josep Maria de Sagarra, Narcís Oller, Montserrat Roig... "Esa es una de las grandes riquezas de la ciudad, los muchos autores, tanto en catalán como en castellano, que han escrito novelas con Barcelona como protagonista". Maria Nunes habla con conocimiento de causa, no en vano es catedrática de Literatura Catalana. No solo eso. También es una entusiasta. ¿De qué? De Barcelona, por supuesto. Conoce todos sus rincones, los que son y los que han sido. Y a explicarlos, primero a sus alumnos y ahora a todo el que quiera leerla, dedica parte de su tiempo.

Maria Nunes propone en 'Rutes literàries' ver la ciudad a través de los ojos de Narcís Oller, Josep Maria de Sagarra, Montserrat Roig y Teresa Juvé

De ver y de leer va la cosa. En 'Rutes literàries de Barcelona' (Meteora) reúne cuatro paseos para observar la ciudad con la mirada de otros tantos autores. 'Do it your self' es el concepto: Abrir el libro y seguir las rutas al tiempo que se leen párrafos de las novelas seleccionadas. Así de fácil. Y así de provocador: "Incita a la lectura. Si se ha leído y se conoce al autor, perfecto; si no, es una manera de descubrir buena literatura y de ver la ciudad con otros ojos". En este caso, los ojos que guían son los de Sagarra, Oller, Roig y Teresa Juvé. Los tres primeros poca presentación necesitan. La cuarta es una figura a reivindicar: "Es una autora muy interesante y se la conoce poco. Tiene 95 años y sigue en activo, es la decana de las letras catalanas. Es una manera de homenajearla". Bravo. Juvé tiene, además, un plus: su obra 'La trampa' retrata la Barcelona de finales del siglo XVI, la de los Austrias y la de la Inquisición. "Un periodo desconocido e interesante".

Leer 'La trampa' es seguir las aventuras del funcionario Jaume Plagumà. Y recorrer sus mismos pasos es descubrir que Barcelona aún conserva un escudo de la Inquisición. Está, con su cruz, rama de olivo y espada, en la calle dels Comptes, en lo que ahora es Museu Marès y antes fue Tribunal del Santo Oficio, y antes de antes, Palau Reial Major. Es, también, darse de bruces con una de las pocas 'carasses' que aún quedan en la ciudad, la mayoría han desaparecido, que no son otra cosa que caras de piedra incrustadas en las esquinas que, por entonces, indicaban la existencia de prostíbulos. Y es saber que un día hubo un monasterio en lo que hoy es la iglesia de Santa Anna. “Hay lugares de las rutas que ya no existen, por lo tanto la literatura da testimonio de lo que hubo”, apunta Nunes. Y para ello nada mejor que adentrarse en otra de las propuestas: la de la Barcelona de la década de los 20 que Sagarra dibuja en 'Vida privada'. Aquí aparece uno de los espacios que más gustan a la escritora: "Rincones poco transitados y sitios por los que se pasa sin parar atención, la plaza de las Beates en la calle de Mercaders es uno de ellos".  

Cien metros y tres iglesias

La calle dels Mercaders, como su nombre indica, era una vía con caserones levantados por los afortunados con el comercio, menos aristocráticos que los de la calle de Montcada, pero igualmente importantes. De ellos queda poco o nada. El Palau Mercader, actual sede del Cercle Artístic de Sant Lluc, es, quizá, el único testimonio. El resto desapareció con la apertura de la Via Laietana. La plaza dedicada a las devotas de misa diaria sigue en pie, aunque es imposible saber cuál era el destino de sus pasos. Pues en un radio de poco más de 100 metros hay tres iglesias: la capilla de la Mare de Déu de l'Ajuda, la de Sant Josep Oriol y la iglesia de los Pares Camils.

La Barcelona de Oller es "la del siglo XIX, la de la fiebre del oro, es la irrupción de la metrópoli capitalista en la novela". Una ciudad muy diferente a la que presenta Roig: "La de los 60 y 70, esos años grises que van de la posguerra a la transición". De aquí, de las ciudades tan distintas que dibujan los cuatro autores, la elección de Nunes. No en vano, "Hay muchas Barcelonas", reitera.