ITINERARIOS. VISITAS A LOS PATIOS DEL MUSEU PICASSO

Ruta medieval de alcurnia

El Museu Picasso abre sus patios medievales al público. Las visitas guiadas se harán los jueves de junio y julio y mostrarán cómo vivían los barceloneses de antaño.

Montcada, 23. De 19.30 a 20.30 h. En catalán (castellano: 21 de junio y 19 de julio). Gratuito. Reservas previas:museupicasso_reserves@bcn.cat 

Los tres ventanales del patio medieval del palacio Aguilar.

Los tres ventanales del patio medieval del palacio Aguilar.

BLANCA ESPACIO / Barcelona

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ElMuseu Picasso ocupa cinco palacios medievales de lacalle de Montcada. Albergaron a familias de poderío y abolengo y alrededor de sus patios se cocía la vida de la época. Una escalinata exterior descubierta daba acceso a la planta noble. Abajo coexistían gallinas, tiendas y talleres. Las mansiones y sus patios cambiaron al ritmo de las modas y sus nuevos propietarios. Un programa devisitas guiadas que comienza hoy permitirá descubrir la historia de esos edificios.

Estos nuevositinerariosse realizarán durante los jueves de junio (desde hoy) y julio. El objetivo es mostrar a los ciudadanos un patrimonio arquitectónico único y acercarles a la forma de ser y vivir de los barceloneses de antaño. «Descubriremos -explica Anna Guarro, jefa de programas públicos del centro y guía de la primera ruta- que la relación de las personas con su entorno doméstico ha cambiado poco, que cada familia hacía sus propias reformas según los gustos del momento».

El recorrido comienza en el palacio Finestres, que fue construido en el siglo XIII y tiene uno de los patios medievales mejor conservados. En el palacio Meca queda poco de sus orígenes, pero mucho del estilo barroco de la reforma que experimentó durante el siglo XVIII. «Podremos ver los bajantes originales -cuenta Guarro- y comprobar que las casas buenas ya tenían agua corriente».

La visita sigue en el palacio Baró de Castellet, que, además del patio, conserva una peculiar sala con una gran columna en el centro que se construyó en el siglo XVIII para sustentar un patio elevado que ya no existe. La ruta finaliza en el palacio Aguilar. «Sus tres ventanas muestran cómo cambiaron los gustos a lo largo de los siglos», dice Guarro.