Cambios en un local de ocio

La ruleta abandonada

La entrada del casino en 1911 y abajo su aspecto actual en la Arrabassada.

La entrada del casino en 1911 y abajo su aspecto actual en la Arrabassada.

CRISTINA SAVALL
BARCELONA

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Un lugar que fue el paradigma de la modernidad, del lujo y del progreso, hoy, 100 años después, se ha transformado en una zona boscosa llena de arbustos, frecuentada por curiosos, investigadores, por indigentes que se cobijan en sus ruinas, por buscadores de parajes con misterio que se recomiendan en páginas de internet y por esotéricos. Así describen la antropóloga Carlota Giménez y el historiador Pere Fàbregas el ayer y el hoy del Gran Casino de la Rabassada, un inhóspito espacio abandonado desde que comenzó su deterioro en 1934, cuando fue cerrado, aunque no se derribó hasta 1942.

Muros con pintadas, peldaños de escaleras y arcos deteriorados, restos de barandas, escudos, cariátides, pilares, un banco de piedra, carriles oxidados de la montaña rusa, los túneles que cruzaban las vagonestas y la bodega son las huellas que han sobrevivido al transcurso de un siglo. Giménez y Fàbregas quedaron «atrapados» por la historia del este faraónico recinto cuando hace 15 años empezaron a recoger información para organizar una excursión para los voluntarios del parque de Collserola.

Desde entonces han andado y desandado la frondosa zona buscando pistas y la ubicación exacta del señorial restaurante, los salones de juegos, los miradores, el teatro, los clubs privados y las atracciones. La consulta del fondo histórico del Arxiu Municipal de Sant Cugat marcó un antes y un después en una investigación que ahora recoge el libroEl Gran Casino de la Rabassada. Història d'un somni burgès,publicado por Viena Edicions, que a su vez es la génesis de una exposición homónima que tiene prevista su apertura en enero en el Museu de Sant Cugat.

La historia del casino va ligada a la de Josep Sabadell, constructor y político de ideas conservadoras que falleció en 1914, poco después del primer cierre del local por prohibirse el juego en España. Decidió fundar primero un hotel y después, junto a unos socios franceses, el ambicioso recinto de ocio en agradecimiento al agua de una fuente de Collserola que le ayudó a recuperarse de una anemia.