La reñida recta final eleva la tensión en el último debate de BCN

Los alcaldables, anoche, antes del inicio del debate electoral en TV-3.

Los alcaldables, anoche, antes del inicio del debate electoral en TV-3.

T. SUST / C. BUESA / BARCELONA

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Debate final. Los candidatos a la alcaldía de Barcelona participaron el jueves por la noche en el último asalto, el tercer debate electoral entre alcaldables, a tan solo 72 horas de las elecciones municipales más abiertas de la historia de la ciudad. A estas alturas, la incertidumbre es máxima. En la parte alta de la tabla, CiU Barcelona en Comú (BC) no están alejados, según las encuestas. Pero también entre el resto de partidos el pulso se antoja muy ajustado. Y ello lleva a sacar las garras, porque la historia está llena de elecciones que se ganaron o se perdieron por un debate.

El tercero fue también el más tenso. Ausentes esta vez las alcaldables de Ciutadans y la CUP, Carina Mejías y María José Lecha, que sí habían acudido al segundo, los participantes se mostraron inquietos y los zarpazos fueron frecuentes. Siempre hay una excepción y en estas elecciones siempre lo es el republicano Alfred Bosch, que volvió a ser el más pacífico: "Esto no es edificante", repitió. Aunque algún mandoble repartió también.

El candidato del PSC, Jaume Collboni, probablemente el que mejor lo hace en televisión, optó por buscar el cuerpo a cuerpo con el alcalde y candidato a la reelección, Xavier Trias. Collboni empezó reivindicando la Barcelona olímpica y el legado de Pasqual Maragall, aunque no le citó a él sino al partido: "Nosotros pusimos a Barcelona en el mapa del mundo". Collboni y Trias se enzarzaron en una discusión sobre el dinero que Trias encontró en el consistorio cuando llegó a la alcaldía, en el 2011. Según Collboni, en la caja había 262 millones de euros. Según Trias, 800 millones de déficit.

LUCHAS CRUZADAS

Y si Collboni se centraba en tantear a Trias, el popular Alberto Fernández Díaz diseñó dos líneas de ataque. Una, clarísima, a la alcaldable de Barcelona en Comú, Ada Colau, una línea de ataque se diría que pensada para solaz del votante del PP, tan alejado del proyecto de la exportavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Cuando Fernández mencionaba a Venezuela y Cuba como inspiración de Colau, cuando le decía que ha gobernado 30 años en Barcelona por haber pactado ahora con ICV-EUiA, se le escapaba una sonrisa. Más serio, también atacó a Trias, y a diferencia de otras veces no solo por cuestiones soberanistas. El jueves el concejal popular atribuyó al alcalde "una gestión negligente sobre el turismo".

A Colau se la vio mucho más activa que en los dos primeros debates: intervino más y no dudó en interrumpir a sus colegas de debate, algo que no hizo en las ediciones anteriores, quizá por falta de experiencia. Experiencia es lo que más atesora Trias, pero parecía molesto, irritado, como pasó en el primer debate. Como candidato a la reelección, Trias tiró demasiadas pelotas fuera. Puso el retrovisor, cargó contra la gestión de sus predecesores y se centró en desmentir tesis de los demás. Muy al principio volvió a emplear la primera persona para hablar de los pagos del consistorio: "Me cuesta...". En seguida se corrigió: "Le cuesta al ayuntamiento".

Hubo refriegas inéditas y otras previsibles. Collboni y Bosch -en la única ofensiva clara del republicano- arrinconaron a Colau para que se definiera sobre el independentismo. No es una pugna baladí, porque Collboni y Bosch son aliados potenciales con los que Barcelona en Comú parece contar, aunque no lo haya precisado.

EL TURISMO

Si en los primeros debates se habló poco o nada del turismo, esta vez el asunto ocupó casi medio debate. Tampoco sirvió para clarificar nada, más allá de que la mayoría dijo que apoya una moratoria de pisos turísticos que en realidad ya está vigente, como precisó Fernández Díaz. Al final, se habló de Can Vies. "Trias cedió al chantaje de los violentos", proclamó el alcaldable del PP, que exigió el derribo total. El alcalde explicó que detener el derribo fue "una decisión personal": "La gente que hay en Can Vies no quiere dialogar. La solución será un proceso participativo abierto a los vecinos".

No quedó tiempo para mucho más. Los candidatos a la alcaldía de Barcelona acabaron con un turno de un minuto para pedir el voto, a 72 horas de unas elecciones que se presentan ajustadas en la parte alta y en la parte baja de la competición como nunca antes en la ciudad.