PATRIMONIO HISTÓRICO

La Paloma ya tiene el permiso para reabrir como sala de baile

El ayuntamiento concede la licencia para iniciar las obras para terminar de acondicionar el local que lleva cerrado nueve años

la paloma

la paloma / FERRAN SENDRA

EL PERIÓDICO / BARCELONA

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Gala Pin, la concejala de Ciutat Vella, ha anunciado a través de Twitter que el Ayuntamiento de Barcelona otorga el permiso a la sala de baile La Paloma para iniciar las últimas obras necesarias para acondicionar el inmueble a la normativa actual de seguridad, que se actualizó en el 2010. Por lo que si cumple con todos los requitos la sala del Raval, ubicada en la calle del Tigre, volverá a abrir sus puertas dentro de pocos meses después de permanecer nueve años cerrada.

Los propietarios, Mercedes March y su hijo Pau Solé, se reunieron la tarde del martes con Pin, que les comunicó que se les ha concedido la licencia de actividades, y que ya pueden terminar las obras necesarias para reabrir este año, como adecuarse a la normativa contra incendios y también a la de accesibilidad, con un especial control en las colas de acceso. También deberán proteger la sala acústicamente, rehabilitar y arreglar las cañerías de tres pequeños locales contiguos a la finca que fueron adquiriendo para instalar un almacén para los instrumentos, un camerino y oficinas. Una vez finalizada esta nueva intervención, el histórico local podrá de nuevo abrir sus puertas como sala de fiestas con espectáculo, el mismo tipo de licencia que tenía antes.

La Paloma fue cerrada la Nochevieja del 2006 por problemas de ruido que provocó denuncias de los vecinos de la finca situada en Tigre, 25 que comunica con la sala. En un principio, el cierre no era definitivo. El consistorio condicionó entonces la reapertura a la insonorización del local. En el 2010, una sentencia estimó que la orden de cese no se había realizado de forma ajustada a derecho y anuló el cierre municipal, pero esa resolución judicial fue recurrida por el ayuntamiento. En total, nueve años en los que los propietarios han luchado contra viento y marea para poder volver a abrir. March asegura que el desgaste económico y psicológico ha sido "brutal".

CATALOGADA POR LA CIUDAD

La entrada se sitúa en una calle muy estrecha por lo que muchos vecinos se muestran especialmente susceptibles al griterio. Entidades del Raval llegaron a organizar caceroladas de protesta todos los sábados durante meses, el año del cierre. Pero no todo fue en contra, La Paloma siempre ha tenido fans incondicionales, como el fotógrafo francés Antoine Passerat, autor del libro 'Tigre 27', en honor a la belleza de la emblemática sala. Passerat comentó, durante la presentación de su obra, que no entendía cómo un espacio que está protegido por la propia ciudad se mantenga cerrado tantos años. "Algo así en París con el Moulin Rouge sería impensable”. En ello coinciden un grupo de vecinos que no quería una sala fantasma con las persianas bajadas, porque este local forma parte de la memoria sentimental de Barcelona.

El inmueble está catalogado como bien de interés urbanístico, por lo que se debe mantener de forma integral la decoración del interior, que data de 1919. Pero su apertura fue en 1903, porque en su primera etapa, cuando abrió a finales del siglo XIX, se llamaba La Camelia Blanca. Una década después, Manuel Mestre recibió el encargo de decorar la sala al estilo del modernismo parisino y todo ello, incluso las pinturas de Salvador Alarma, entonces escenógrafo del Liceu, se ha conservado hasta nuestros días.