ENTREVISTA

«Gaudí es el Leonardo da Vinci del siglo XX»

El ingeniero y el antropólogo Manuel Medarde es uno de los organizadores del congreso mundial sobre el arquitecto

El antropólogo Manuel Medarde, en su casa de Viladecans.

El antropólogo Manuel Medarde, en su casa de Viladecans.

C. S. / BARCELONA

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Manuel Medarde (Blanes, 1934) es ingeniero, antropólogo, secretario de la comisión internacional de la cripta de la Colonia Güell y uno de los organizadores del congreso mundial sobre Gaudí. Como investigador, lleva desde 1990 dedicado a la antropología de campo, entrevistándose con los habitantes de este recinto obrero fundado en 1890 en Santa Coloma de Cervelló (Baix Llobregat), a 20 kilómetros de Barcelona.

-¿Cómo era Gaudí?

-Un Homo universalis del renacimiento, del mismo calibre que Miguel Ángel y Leonardo da Vinci. Era arquitecto, ingeniero, músico, geómetra, detallista, muy estudioso, siempre al corriente de las novedades. Pero se conoce más a Gaudí fuera que aquí.

-¿Por qué la Colonia Güell se avanzó a su tiempo?

-En la segunda revolución industrial, los obreros reivindican mejoras. Eusebio Güell, un personaje increíble, decide construir una colonia obrera para mejorar la vida de los trabajadores de su industria textil que estaban sumisos a la esclavitud laboral. Se casó con Isabel López, la hija del marqués de Comillas, y juntos levantaron en esa época la segunda fortuna de Europa. En un viaje a Alemania descubre las primeras ciudades jardín con escuelas de aprendices, pero por influencia de su suegro, el marqués de Comillas, la Colonia Güell se parece más a una misión jesuítica de Alta California.

-¿Una misión?-Todo gira en torno de la iglesia. Pero Gaudí decidió que la anchura de las calles fuera superior a la altura de las casas asfaltadas con adoquines. Tienen aceras y canales que derivan el agua al bosque. Las casas de 140 a 280 metros cuadrados tienen planta baja con patio y un pequeño huerto y un primer piso con lavabo y ducha, agua corriente y alcantarillado.

-¿De qué servicios disponían?-De un economato, de servicio médico, bodega, farmacia, guardería infantil, una escuela mixta, la primera en la que se imparte catalán y castellano. Además, biblioteca, gimnasio, un campo de fútbol y conservatorio de música. En 1902 había 82 pianos en la colonia.

-En 1943, Güell vende a Eusebi Bertrand i Serra la colonia.

-La fábrica cerró en 1973, pero no pudo tocar las casas, ya que Güell había establecido una opción de compra a los trabajadores. La colonia siempre ha sido anarquista, por lo que muchas familias, cuando pidieron un préstamo, el banco no se lo concedió. Intervino mosén Règul, el párroco, que vendió cinco bancos de la iglesia diseñados por Gaudí por dos millones de pesetas, dinero que repartió entre las familias más pobres para que no perdieran su vivienda. Esto se ha guardado en secreto. Seguro que Gaudí lo aplaudiría.

-Allí, Gaudí ensayó técnicas, como su célebre maqueta polifunicular, invertida de cordel y pesos para calcular la estructura de la iglesia.

-Es el gran invento, máximo rendimiento con el mínimo coste. La Colonia Güell fue el gran laboratorio de Gaudí. Conocí a cinco personas que habían trabajado con Gaudí. Durante la guerra civil, los obreros escondieron documentos en los túneles de la cripta y en una masía. Así se salvaron los papeles de la parroquia. Empezaron a traerme fotos, pero lo más bonito eran los diarios que escribían en la escuela. Así, descubrí el diario de Pere Viñas, el ayudante de Gaudí en todo el proceso de construcción de las maquetas.

-¿Dónde se guardan estos tesoros?

-Tenemos 5.842 documentos digitalizados, como las facturas firmadas desde 1903 a 1914 por Gaudí. Todo estará a disposición de los investigadores en la fábrica, que será la sede de The Gaudí Research Institute.