Movilizaciones por la educación infantil

Las guarderías paran 3 días para defender el modelo público

Fiesta en favor de las guarderías públicas en el parque de la Ciutadella, ayer.

Fiesta en favor de las guarderías públicas en el parque de la Ciutadella, ayer.

HELENA LÓPEZ
BARCELONA

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«Nos lo pueden recortar todo; pero lo que nunca nos podrán quitar son las ganas de cuidar y educar a estos niños», resume tan emocionada como convencida Eva Jansà, una de las educadoras del Col·lectiu de Mestres de les Escoles Bressol i Serveis Complementaris Municipals de Barcelona, entidad convocante de una huelga de tres días, de mañana al jueves, contra el cambio de modelo en las guarderías públicas planteado por el gobierno municipal de CiU. Su crítica se basa, principalmente, en el aumento de niños por clase, en la reducción del personal de apoyo en las aulas y en la externalización de la gestión de los tres centros de nueva creación para el próximo curso.

Después de meses de movilizaciones -desde que a principio de curso, el nuevo concejal de Educación, Gerard Ardanuy, hiciera las primeras declaraciones públicas sobre la, a sus ojos, económicamente insostenible red de guarderías-, el colectivo agota su última baza: tres días de huelga. «Ante la indiferencia continuada y el desinterés de políticos, técnicos y gestores, no nos queda alternativa. Hemos recogido 25.000 firmas, hemos hecho encierros, caceroladas, asambleas, manifestaciones y ni caso», mantiene la maestra de la EBM Bellmunt, en Montjuïc.

MÁS NIÑOS Y MENOS EDUCADORAS / Las guarderías municipales tienen, por norma, siete alumnos por aula entre cuatro meses y un año; 10, entre uno y dos años; y 18, entre dos y tres años. Según los cambios del gobierno local, al que tanto profesores como familias se oponen, se aumentará un niño por aula en los menores de 12 meses, tres en los de uno a dos años, y otros dos en los mayores. CiU pretende crear así un millar de plazas nuevas en las 95 guarderías municipales en el próximo curso. Según los profesores, es imposible mantener el modelo si crece el número de niños. «Ya trabajamos al límite, con más pequeños será imposible seguir a este nivel, cuando además nos quitan horas de educadoras de refuerzo», apunta Jansà.

Al margen de sumar uno, dos o tres niños por aula -«hablamos de bebés y puede suponer tener a uno llorando más rato o con el pañal sucio», dicen los maestros- el plan municipal implica reducir el horario de educadores de refuerzo, punto en el que, eso sí, se ha cedido en estos meses de poco fructífera negociación. Al final, el servicio pierde solo media hora.

El último punto, y seguramente el más demoledor, es externalizar la gestión de las tres escuelas que abren en septiembre. «Implica crear redes paralelas, públicas de gestión pública y públicas de gestión privada. Se rompe el sistema. Además, las nuevas escuelas estarán abiertas de las ocho de la mañana a las siete de la tarde. ¿Quién va a garantizar que esos niños no se pasen 11 horas en la escuela?», plantean los maestros que están en pie de guerra.

SOLIDARIDAD / Al margen de pactar los servicios mínimos con la Administración -que los educadores creen abusivos pues obligan a trabajar a más de un tercio de la plantilla- la asamblea de maestros ha organizado una caja de resistencia. Tres días de sueldo es mucho en especial para el personal de los servicios complementarios que cobran menos. La asamblea de padres ha montado, además, una red solidaria para repartirse durante esos días el cuidado de los niños.