BIOGRAFÍA

El jardinero global

Josep Batlle, jardinero.

Josep Batlle, jardinero. / periodico

ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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Josep Batlle Gras (1920-2006) fue un enciclopedista en el mundo de la jardinería. Antes de que la especialización extrema acabara invadiendo el sector, él fue al mismo tiempo horticultor, viverista, comercializador, florista, botánico, paisajista, empresario y creador de parques. "Diría que fue el último representante de un modelo que ya no existe", resume su hijo Enric Batlle.

Un libro, titulado acertadamente 'L'últim jardiner', repasa ahora la trayectoria profesional de un personaje único que, entre otros aspectos, fue propietario de una renombrada floristería, responsable del ajardinamiento en su época de las plazas de Catalunya, Cerdà y Lesseps, presidente del Gremio de Jardineros y vicepresidente del Mercado de la Flor Ornamental, además de crear el primer 'garden center' de la ciudad de Barcelona. Y fue, por supuesto, dueño de unos importantes viveros en Premià de Dalt.  

"No es solo una biografía, sino la historia de un oficio que está desapareciendo", destacan los autores del libro, la historiadora y técnica especialista en jardinería Montse Rivero y el biólogo y doctor en geografía Jordi Cartañà. Para su trabajo-investigación han repasado toda la bibliografía sobre el sector, prensa y archivos familiares, incluida la agenda personal, y han mantenido numerosas entrevistas con colaboradores y allegados. 

SAGA DE JARDINEROS

Josep Batlle fue el epígono de un saga de jardineros: padre, abuelo y bisabuelo, más cinco tíos. "Estaba bien asesorado", bromea Cartañà. Como relatan los autores en el libro, una curiosa circunstancia cambió su vida: en una ocasión, sus padres, que regentaban una floristería en Barcelona, tenían un encargo de rosas pero el cultivador que debía llevárselas optó por otro comerciante. De resultas del enfado, el padre decidió ese mismo día cambiar de actividad y se transformó en productor de flores. Y se trasladó a Premià de Dalt. Allí, entre un campo de violetas cultivadas, nació Josep en 1920.

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En 1934, a la edad de 14 años, ingresó en la escuela de jardinería del Ayuntamiento de Barcelona, fundada por el arquitecto Nicolau Rubió i TuduríNicolau Rubió i Tudurí, y tuvo entre sus profesores a Miquel Aldrofeu, un gran especialista en nomenclatura de plantas. Al acabar su formación, ya en la posguerra, trabajó en la empresa de su cuñado Josep Casasús, dedicado principalmente a la venta a provincias, y posteriormente se asoció con otro cuñado, Emili Ferrer, con quien formó una empresa dedicada a la floristería y la jardinería. La empresa se consagró fundamentalmente a la construcción de jardines públicos del Servicio de Parques y Jardines de Barcelona.

Al mismo tiempo, en la finca familiar de Premià de Mar se dedicó al cultivo de todo tipo de plantas, muchas de las cuales no sobrevivían en los climas fríos de sus competidores europeos. "También fue pionero en la utilización de nuevas tecnologías, como el cultivo in vitro", subraya el libro.

PIONERO EN EL SECTOR

Rivero destaca de Batlle su carácter innovador, lo que le llevó a visitar ferias internacionales donde se presentaban las últimas novedades del sector: "Iba a Holanda a comprar bulbos", pone como ejemplo. Con ello logró "construir marca", algo impensable hace décadas, y "abrir mercados". "Contribuyó a poner en valor una profesión que combina arte, ciencia y oficio", destacan los autores. Cartañà recuerda que Batlle fue uno de los impulsores del uso en jardinería de pitas y yucas, procedentes de América, así como de la popularización de palmeras y palmitos. Rivero destaca finalmente que la trayectoria de Batlle es al mismo tiempo la historia de la "democratización de las flores". 

"Mi padre es el heredero de una tradición que se estaba perdiendo y el pionero de las especialidades", concluye Enric Batlle. Eso sí, el amor por las plantas no desaparece en la familia: "Yo soy paisajista, mi hermana es bióloga experta en enfermedades de las plantas y mi hermano es ingeniero agrónomo con un centro de viveros".