JUICIO CON JURADO

Un hombre reconoce que asesinó a sus padres y vivió con los cuerpos

J. G. ALBALAT
BARCELONA

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«¿Cómo puede decir si tenía un proyecto de futuro en serio con mi compañera sentimental con el homicidio o asesinato de mis padres?» Estas palabras salieron ayer de la boca de Francisco José López Sánchez, que el 4 de abril del 2008 mató a puñaladas a su padre y a su madre en su piso de L'Hospitalet de Llobregart. Durante cuatro meses convivió con los dos cuerpos que yacían en una cama. Los cadáveres no fueron descubiertos por la policía hasta el 23 de febrero de 2009. El juicio con jurado contra él se inició ayer en la Audiencia de Barcelona.

La declaración de López Sánchez, para quien la fiscalía reclama 40 años de prisión, fue espeluznante. No sólo admitió que apuñaló a su madre y a su padre, sino que explicó con precisión lo que hizo los días posteriores para que el olor de los cadáveres no se extendiera por el bloque de la avenida de América donde vivía y evitar que el hedor de putrefacción llegara a los vecinos. «Intentaba tener el suelo limpio, puse ambientadores por todo el piso y un trapo debajo de la puerta para que no saliera el olor», relató.

El procesado detalló cómo en la madrugada de ese 4 de abril acabó con la vida de sus padres. Se armó con dos cuchillos de cocina (los reconoció en la vista) y asestó varias puñaladas a su progenitor, que dormía en una salita, y a la madre, que estaba en dormitorio principal. «Me vi con un cuchillo en la mano», confesó. El padre, recordó con sangre fría, puedo arrastrarse herido hasta los pies de la cama donde estaba su mujer. Allí falleció. López cogió el cuerpo y lo colocó al lado de su madre, cubriendo los dos cadáveres con una manta.

MACABRO RELATO / «En esos momentos, yo tenía voluntad de acabar con todo», sostuvo. «¿Incluso con sus padres?», preguntó la fiscala. «Sí», respondió el acusado. Tras el asesinato, preparó café y escribió en 78 páginas de una pequeña libreta lo que había pasado y, después, intentó acabar con su vida apuñalándose unas cinco veces. No consiguió su propósito y decidió continuar con su aparente vida normal, hasta que se trasladó a casa de su compañera. Justificó el crimen por los problemas económicos de la familia.