7 ejes viarios encaran el fin de obras tras el tirón estival

uno de septiembre y lunes. Combinación perfecta para el regreso al trabajo de una gran mayoría de los ciudadanos del área metropolitana de Barcelona que lo conservan, aunque quedará aún la segunda parte de la normalización, la vuelta al cole. Con ellos aumenta la actividad y el uso intensivo de las calles que ya no serán solo de los turistas. Este cambio de ciclo también supone el fin del acelerón de las grandes obras de reforma que tienen patas arriba hasta siete ejes viarios. El ayuntamiento afirma que ha cumplido lo previsto y que la mayor ocupación de carriles y aceras para dar un tirón a esos proyectos durante la letargia de julio y agosto acabó ayer mismo. Los trabajos y su fuerte impacto siguen, por supuesto, hasta que de noviembre a febrero vayan finalizando escalonadamente. Pero el problema no ha de ser mayor que en junio.

Al contrario. «En algunas vías el ciudadano ya notará un avance con más espacio para el viandante, menos para los coches y una nueva iluminación», afirma Manuel Valdés, gerente de Infraestructuras. En años anteriores las principales actuaciones, de verano o no, correspondían principalmente a enormes obras ferroviarias, tren o metro, «importantes pero más alejadas del ciudadano», añade. «Ahora los grandes proyectos suponen ganancias próximas e inmediatas para los vecinos», dice.

ACUMULACIÓN / Las reformas de la Diagonal, paseo de Gràcia, Paral·lel, Balmes, Mitre, paseo de Sant Joan, las Glòries (complejas y muy largas) y también en menor escala Urgell tienen un común denominador: mayores o mejores aceras y menos presión de tráfico. Estas obras siguen, al igual que una treintena de menor calado en ocho distritos (algunas del plan de verano y otras del Plan de Mejora Integral) iniciadas en julio y que se alargarán hasta más allá de septiembre. Barcelona vuelve al tajo pero seguirá llena de vallas por la gran acumulación de proyectos que el gobierno de Xavier Trias ha previsto antes del examen electoral.