EL SUEÑO, LA PESADILLA Y LA ESPERANZA

Carta del dueño del Mutis

Kim Díaz espera llegar a un acuerdo con el Ayuntamiento de Barcelona para reabrir su emblemática coctelería

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Hace 7 años, soñé que me veía rodeado de personas que en sus ojos había brillo, había una sonrisa, había un gesto de placer continuo… No pensaba en una aventura sexual compartida a lo grande, no. No voy por ahí… Soñé con el Mutis. Desde una actitud muy cercana al cabaret, con mis ojos maquillados con perversidad, con mis faldas escocesas, soñé en crear un espacio para mi generación, la de los 80 , la que vivió una Barcelona que se asomaba al mundo, curiosa, a veces canalla, a veces controlada, a veces no, pero que se guiaba por la innovación, por levantar el dedo y decir "tengo algo que decir" y en la que esa actitud tan madrileña hacia la cultura del ocio cada vez tenía más peso entre nosotros.

Quería, además, un espacio lleno de humo (en aquella época fumarse un piti mientras bailabas era un gustazo que lo flipas) y llena de personas especiales: escritores, periodistas, galeristas, diseñadores, peluqueros... hasta político. Joder, todas esas personas que yo veía, a mis 25, queriendo ser su amigo y que me explicaran en que embolado estaban metidos en ese momento. Barcelona era una ciudad maravillosa en ese sentido porque en cada noche, la ciudad tenía un sistema nervioso muy alterado Incluso los lunes.

Deseaba constituir una maravillosa sociedad gastronómica en la cual sus socios eran inscritos con una rigidez legal total, para que participaran y disfrutaran de ella. No habría ánimo de lucro, no era un negocio. Conseguiría traer a mi casa a esas deseadas personalidades de la cultura barcelonesa.

Quería a los que soñé en mi casa y quería ofrecerles todo mi arsenal de hospitalidad a través de mis 'cocktails', de mi música en directo (me gasté un pastón en insonorizar el espacio) y de mi restaurante. En fin, quería soñar a su lado.

LOS DIOSES DEL CINE

Y lo conseguí. Conseguí vibrar, conseguí hacer feliz a muchas personas, conseguí que fuera la mejor coctelería de Europa en el 2012, conseguí que dioses del cine se acercaran y que dijeran que Barcelona tiene espacios como esta casa únicos en el mundo, conseguí que durante siete años nunca hubiera ni un solo problema (y eso que tocaba el alcohol), conseguí que mis vecinos fueran mis amigos ante la ausencia del Señor Problema. En fin, conseguí mi sueño. Nunca fue un negocio pero fue la mejor inversión de mi vida.

Pero no. No lo estaba haciendo bien. Quizás alguien entró,  no le gustó y pensó "a este lo voy a joder". No lo sé y creo que nunca lo sabré. La cuestión es que lo que estuve haciendo no estaba bien legalizado. Resulta que las normativas, que te gusten o no son las que mandan, no me respaldaban, resulta que mi ignorancia hacia ellas se volvieron en mi contra y resulta que mi sueño se despertó.

UN TRISTE DÍA DE FEBRERO

Un triste día de febrero este sueño se cerró de un brusco portazo… Pidió de que manera podía seguir vivo y ahí está, esperando saber cómo puede sobrevivir…

Siento comunicaros que el Mutis ha cerrado sus puertas… Continuará? Pues no lo sé, eso espero.

Un abrazo a todos y gracias por tantas y tantas muestras de cariño que nos habéis dado durante estos maravillosos años y después de esta mala noticia… siempre tendré vuestros brillos en mis ojos.

Posdata: No obstante, esperamos poder encontrar, junto con el ayuntamiento, una solución para que el Mutis no desaparezca y sus trabajadores puedan seguir sirviendo a sus socios e invitados. Se trata de explorar cuál es la fórmula más conveniente para que el Mutis pueda seguir existiendo adaptándose para ser perfectamente compatible con la reglamentación vigente.