intervención contra una actividad sin licencia en ciutat vella

Dueños de pisos turísticos ilegales burlan los precintos para lucrarse

Un agente de la Guardia Urbana precinta uno de los pisos sin licencia de actividad turística, en el 1-3 de Nou de la Rambla, ayer.

Un agente de la Guardia Urbana precinta uno de los pisos sin licencia de actividad turística, en el 1-3 de Nou de la Rambla, ayer.

PATRICIA CASTÁN
BARCELONA

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Chasco para los vecinos de Ciutat Vella que ayer esperaban con avidez el fin de lo que para algunos es todo un tormento. El distrito preparó una ambiciosa operación para acabar de un plumazo con 25 pisos turísticos ilegales, pero la negativa de algunos propietarios a permitir la actuación municipal frustró, de momento, el cierre, y obligó al ayuntamiento a emprender la vía judicial. Un procedimiento que puede llevar dos meses, durante los cuales los dueños de los apartamentos se siguen lucrando, pese a que esta maniobra suponga encarecer la sanción económica correspondiente, que hipotéticamente puede llegar a los 90.000 euros de multa.

El proceso para erradicar el uso turístico de una vivienda sin licencia para dicho negocio es casi agotador. Tras la detección o la denuncia de algún vecino, hay que hacer un seguimiento del caso para demostrar que se ejerce la actividad. Posteriormente se envía la orden de cese, que en algunos casos se acata voluntariamente, aunque no son pocos los que hacen caso omiso para ganar tiempo y dinero. Se procede entonces a decretar el precinto, que el propietario también puede ignorar, llegando entonces el caso a los tribunales, para lograr la orden judicial.

Los servicios de inspección del distrito, con dos agentes de la Guardia Urbana, madrugaron ayer para echar el cerrojo a los 25 apartamentos cuyo uso estaba sobradamente demostrado, según fuentes municipales. Lograron precintar dos pisos denunciados en Nou de la Rambla, 1-3; otro en Escudellers, 21, y uno más en Sant Miquel, 1. Fracasaron en el plato fuerte de la jornada, que era la clausura de 12 inmuebles, ni más ni menos, ubicados en una misma finca del 14 de Príncep de Viana. Y la historia se repitió en Dagueria,3, donde funcionan otros nueve.

El caso de Príncep de Viana es especialmente irritante para el ayuntamiento, ya que en junio del 2010 ya se ejecutó otro precinto por orden judicial. Se da la circunstancia de que el propietario pidió el desprecinto para dedicarlos a actividad no turística, pero pasados unos meses volvió a la carga y fue necesario retomar todo el proceso sancionador, que derivó en una orden de cese -en vano- a finales de año.

CAMPAÑA INTENSIVA / La concejala Assumpta Escarp destaca que desde Semana Santa en el distrito se está llevando a cabo una campaña intensiva de inspecciones y cierres. El objetivo, a estas alturas, es sobre todo «detectar nuevas aperturas e investigar pisos que ya dejaron la actividad y la retoman». La edil asegura que Ciutat Vella ha redoblado sus esfuerzos para acabar con esta práctica que tantas quejas vecinales genera cuando no está bien controlada, aunque admite que «faltan instrumentos administrativos» para poder actuar con más agilidad. Ganar dos meses de tiempo puede suponer cuantiosos beneficios, en esta época del año, cuando el turismo sube.

En la actualidad, el distrito cuenta con 604 viviendas turísticas con licencia, sin que el plan de usos permita nuevas aperturas.