NUEVOS TIEMPOS EN EL LADO MAR DE SANT JAUME

Del canapé al táper

La alcaldesa Colau invita a los trabajadores municipales a hacerse suyo el hasta ahora restringido mirador de Maria Aurèlia Capmany

Espacio común 8 Privilegiado mirador en el que los trabajadores del ayuntamiento podrán tomar el tupper.

Espacio común 8 Privilegiado mirador en el que los trabajadores del ayuntamiento podrán tomar el tupper.

HELENA LÓPEZ / BARCELONA

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La alcaldesa Ada Colau ha querido dar ejemplo de su concepción del "bien común" y de los "espacios comunitarios" en su propia casa. En su nueva casa, se entiende. La casa de la ciudad. La de todos. El palacio en el lado mar de la plaza de Sant Jaume. Lo ha hecho invitando a todos los trabajadores del ayuntamiento a "hacerse suyo" el privilegiado mirador de Maria Aurèlia Capmany, en la novena planta del edificio Novíssim, lugar hasta ahora reservado a grandes ocasiones. Lugar elegido por Trias, por ejemplo, para la presentación del programa de actividades de la conmemoración de las actividades del Tricentenari en Barcelona. En esta nueva etapa el espacio pasará de los canapés a los táperes.

Cuentan trabajadores de la Casa Gran que cuando Colau conoció el lugar, con unas vistas excepcionales de los enigmáticos terrados de Ciutat Vella, entre los que asoman perspectivas poco accesibles a basílicas y catedrales, pensó que el lugar debía abrirse. Que no tenía ningún sentido que estuviera tan desaprovechado. Que lo vio como un espacio perfecto para ser disfrutado por "todos" los trabajadores del Ayuntamiento de Barcelona -para los que ha tenido numerosas buenas palabras, ya desde la campaña- como un espacio al que subir para hacer un pequeño descanso, comer si uno trae la comida preparada de casa, tomar el aire o hacer reuniones de trabajo en un ambiente más distendido. Prácticamente todo lo que uno puede hacer en una terraza, excepto fumar, algo que está prohibido en todo el edificio, incluidas la terrazas de las distintas plantas, al tratarse de un equipamiento público.

El ascensor de Iglesias

Para hacer posible ese nuevo uso "cotidiano" -hasta ahora el lugar se usaba muy poco, solo para actos institucionales de calado (el año pasado se presentó allí a la pregonera de la Mercè)-, Colau ha hecho que el ascensor del Novíssim que se hizo célebre al dejar encerrados a la propia alcaldesa y Pablo Iglesias, cuya claustrofóbica foto se conoció gracias a los tuits de ambos, suba hasta la terraza (hasta ahora se quedaba en la planta inferior y había que subir a pie por una pequeña escalera).

Fuentes municipales aseguran que ese nuevo uso mundano no es "en absoluto" incompatible con los actos oficiales, que se podrán seguir celebrando en la espectacular terraza, ahora habilitada con mesas y sillas como las que ayer centraron la política municipal.

La terraza de Clos

El nuevo lugar de disfrute de la plantilla del consistorio tiene historia. Surgió hace poco más de una década, cuando el entonces alcalde, Joan Clos, tuvo que reducir la altura del edificio Novíssim -anexo al histórico, cuya entrada está en la aledaña plaza de Sant Miquel- para adaptarlo a la normativa municipal, que hasta entonces incumplía. Clos aprovechó la obligada obra para abrir el singular mirador, que bautizó con el nombre de la escritora y exconcejala.