Feliz año del Gallo

Los barceloneses acuden masivamente a los festejos organizados por la comunidad china en el Arc de Triomf

Celebración del año nuevo chino en Barcelona

Celebración del año nuevo chino en Barcelona / periodico

MAURICIO BERNAL

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-Eso es un dragón, ¿no, mama?

-Eso es un dragón, hija. ¿Y ves a esas mujeres? Son vestidos tradicionales chinos. Y esos son farolillos chinos. Y esos hacen tai chi.

Dicta y ordena la satrapía del cliché que el ciudadano chino instalado en Catalunya no emplea el tiempo más que en trabajar, que abre bien temprano las puertas de su bazar y bien tarde las cierra, que de los dominios de su bar –al que su presencia tras la barra dota de una especie de denominación de origen ('bar de chinos')– jamás se mueve, y que salvo en los billares y en el casino, y eso unos pocos, su vida carece de hedonismo, que produce siempre, que no sale, que es discreto, sinuoso, que no se mezcla. Entonces empieza el año 4715 según el calendario lunar, el Año del Gallo para los chinos, y todo eso queda por lo menos en entredicho, porque en todas partes hay celebración, fronteras adentro y allende las fronteras, y Barcelona no es la excepción: y los chinos toman la calle y hacen de la celebración un ejercicio de extroversión.

UNA ELEGANCIA INUSUAL

Así ocurrió este sábado, como viene ocurriendo cada año por estas fechas. Cientos o miles de barceloneses acudieron al llamado. Aborígenes, para ser precisos: la comunidad china desfilaba, protagonizaba la fiesta, eran dragones o leones, o llevaban crestas de gallo (en honor al signo del nuevo año), o eran las mujeres de la Asociación de Mujeres Chinas de Catalunya y exhibían una elegancia inusual, pero entre el público escaseaba la fisonomía oriental. El desfile hizo un recorrido breve entre el parque de la estación del Nord y el Arc de Triomf, y una vez allí se convirtió en una seguidilla de espectáculos de corte tradicional, el plato fuerte de la jornada: artes marciales, bailes populares, una danza con gongs y tambores.

-¿Y esos?

-¿Quiénes, esos? Pues unos niños chinos… ¿Por qué no vas y les preguntas?

-No, mama…

Era una fiesta multicultural: también actuaron o desfilaron los ‘castellers’ de la Sagrada Família, los percusionistas del grupo Beirâo y los Trabucaires de Sant Antoni, entre otras entidades de tradición local. “Una muestra de la diversidad y la convivencia interculturales”, puntualizaba la organización. "Es una fiesta en la que a las entidades les gusta participar", decía Lola Yan, del recientemente creado Club Dragon Boat de Badalona, cuya sola existencia es termómetro del arraigo. Disponen de dos canoas-dragón a bordo de las cuales practican este deporte tradicional –2000 años de historia– en aguas de Badalona.

UN GONG DE JUGUETE

Había quejas por la velocidad del desfile: “Antes había más tiempo para hacer las coreografías”, decía José Montoya, de la Asociación China de Tai Chi. Es un rasgo distintivo del desfile: las entidades deteniéndose de vez en cuando para regalar al transeúnte con un breve número. En los aledaños de Arc de Triomf, informando para la televisión china, dos corresponsales consignaban que año tras año ha ido aumentando la participación de entidades locales; lo que se ve como una buena señal. Había buen día. Había una multitud. Los niños a hombros de sus padres, los niños huyendo de los leones, los niños preguntando.

-¿Eso es un gong, mama?

-Eso es un gong de juguete, hija.

Empieza el Año del Gallo. El más excéntrico de todos los signos. Inteligente, trabajador, honesto, abierto y leal. Y vanidoso, también.