REIVINDICACIÓN VECINAL EN SANTS-MONTJUÏC

El archivero más activista

En el despacho 8 El veterano activista de Sants Anselm Cartañà, la semana pasada en su despacho.

En el despacho 8 El veterano activista de Sants Anselm Cartañà, la semana pasada en su despacho.

HELENA LÓPEZ
BARCELONA

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Los que le conocen bien cuentan que Anselm Cartañà no ha sido nunca un hombre amigo de protagonismos. El plural desde el que relata cualquiera de las numerosas luchas sociales y culturales en las que ha batallado a lo largo de su intensa vida da buena muestra de ello. Ahora, a los 84 años, en cambio, sí está ilusionado con el reconocimiento en el que el tejido asociativo de Sants-Montjuïc está trabajando: que el espacio polivalente del archivo municipal del distrito lleve su nombre.«Me gustaría que fuera una realidad pronto porque tengo una nieta que vive en Noruega y me ha dicho que tiene ganas de venir para el acto. Le hace mucha ilusión... y a mí también»,se sincera Cartañà, feliz por el cariño demostrado por sus vecinos y compañeros de movilizaciones.

A los 84 años, Cartañà conserva en su piso su despacho, repleto de libros y papeles. Sobre el pupitre, el viernes, en la agenda abierta se leía de su puño y letra: «entrevista con EL PERIÓDICO». En el mismo, reposaban también diccionarios, una vieja pegatina con unNo a la guerra, otra reivindicando laescola en català, y varios libros sobre la historia de Sants. No en vano la defensa de la lengua y la memoria del barrio han sido dos de sus grandes pasiones, a las que ha dedicado gran parte de su tiempo. Cartañà fue el impulsor de la donación del archivo histórico de Sants -fundado en 1931 en la Unió Excursionista de Catalunya-Sants (UEC)- al municipio con la consolidación de la democracia (de ahí la petición vecinal de que la sala polivalente del mismo lleve su nombre).

El archivo nació en el UEC -institución que Cartañà presidió entre 1976 y 1980-, respondiendo al miedo a perder los referentes históricos de los antiguos pueblos agregados a la ciudad en el XIX.«Cuando sabía que alguna fábrica cerraba, íbamos a ver qué quedaba, qué material podíamos conservar», explica Cartañà, quien trabajó como maestro en la escuela de la Seat, en la Zona Franca, hasta que se jubiló en 1986.

«Muchos empezamos en el activismo vecinal gracias a él. Yo me inicié a los 17 años. Recuerdo que Anselm nos enviaba por ahí a recoger material a casa de uno o de otro»,explica Jordi Clausell, miembro de la asociación de vecinos de Hostafrancs, una de las impulsoras de la petición ciudadana para poner una placa con el nombre del veterano activista en la citada sala polivalente.

Consejero del PSUC

Desde muy joven, Cartañà participó en el movimiento asociativo del barrio. Relacionado con el ambiente liberal y progresista de la parroquia de Sant Medir, en la Bordeta, a inicios de los 60 participó activamente en la creación de la escuela Proa, una de las primeras escuelas del Col·lectiu d'Escoles per a l'Escola Pública Catalana (CEPEC). Participó también en las múltiples batallas por mejorar el barrio libradas a lo largo de los 70 y orquestradas desde el Centre Social de Sants, como la reivindicación de la creación del centro cívico de Sants o el parque de La Espanya Industrial. En 1983 fue consejero de distrito por el PSUC,«un poco obligado por todos»,según Clausell.«Por responsabilidad»,según Cartañà.

Padre del secretariado

Con el objetivo de dinamizar la vida asociativa y social de Sants, Hostafrancs y La Bordeta, Cartañà también estuvo vinculado a la creación del Secretariat d'Entitats de estos tres barrios, formalizado en 1984.«El tema de la lengua ni nos lo planteábamos. Todo el movimiento asociativo era en catalán. Era nuestra lengua, no cabía el debate. Todo lo hacíamos en catalán, y tampoco tuvimos demasiados problemas con eso», recuerda el activista, quien incide en la importancia del secretariado para fortalecer el tejido asociativo.«El secretariado sirvió para que entidades históricamente rivales, nadie sabía por qué, trabajarán juntas otra vez. Para que las campañas conjuntas tuvieran más fuerza...», relata el maestro jubilado, Medalla de Honor de Barcelona en 1997. «El secretariado fue motor de la normalización lingüística y un claro potenciador del tejido asociativo»,añade Clausell, convencido.

Para Cartañà, la importancia del archivo de Sants radica en que fue creciendo gracias a las aportaciones y al trabajo voluntario de muchos vecinos.«Fue un trabajo hecho con ilusión, de manera anónima y altruista. Se iba preservando la memoria histórica con una manera de hacer que tenía un sentido colectivo, social y humano. Era lo que se hacía y cómo se hacía, que generaba un sentimiento de comunidad», destaca el hombre, historia viva del distrito.