INICIATIVA ROMÁNTICA JUNTO AL BESÒS

El amor de Dele estimuló la curación psíquica de Susu

ÀNGELS GALLARDO
BARCELONA

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Los grandes corazones que Dele, compañero de Susu, de 40 años, pintó para que ella los viera en el edificio contiguo al Centre Fòrum Hospital del Mar, donde la mujer estaba hospitalizada por una alteración psíquica, estimularon y aceleraron su recuperación, asegura el psiquiatra Antoni Bulbena, responsable de dicho servicio. Esa muestra de cariño inesperada, incondicional y constante -Dele pintó corazones de múltiples tamaños y colores- ejerció sin duda, la función de apoyo «seguro y sin margen de error» que ella necesitaba para salir del hospital con ilusión, explica el psiquiatra. «Ella sabía que, hiciera lo que hiciera o hubiera hecho, a él le gustaba -afirma Bulbena-, y que la estaba esperando para construir algo juntos. Son cosas que hace alguien que te quiere».

La actuación de Dele denotó, a juicio del especialista, que él deseaba la recuperación de ella, y que aguardaba su compañía porque, posiblemente, la necesitaba. «A poco que exista interacción y sentimientos coincidentes, esa insistencia en mostrar cariño resulta perfecta y reconfortante -dice Bulbena-. Si hubiera habido discrepancia, si a ella no le gustara él, las significativas pinturas amorosas que contemplaba a diario podrían haberse convertido en un elemento de persecución». En este caso, no hubo problema.

Las alteraciones psicológicas, como la que llevó a Susu al hospital, tienen tres desencadenantes que intervienen en su aparición, coinciden los psiquiatras. Uno es la predisposición biológica de cada cual a perder el control de su salud psíquica; otro es la personalidad y el tercero es el lugar y las personas con quienes se vive. Convenientemente transformado, este último elemento puede dejar de ser causa del problema y ayudar a la recuperación, explican. Así fue en el caso de Susu.

MEJOR IRSE AL CAMPO / Dice la estadística epidemiológica que en el mundo rural se sufren menos trastornos mentales que en las grandes ciudades, y que los problemas que suceden en el campo son de menor trascendencia y gravedad que los urbanos. El elemento que subyace a muchos de esos conflictos mentales es la soledad mal aceptada, afirman. «Una cosa es desear estar con alguien para construir algo juntos, y otra distinta necesitar la compañía a toda costa -describe Bulbena-. Hay personas que hacen cosas rarísimas con tal de no estar nunca solos». De la historia de Susu se desprende que Dele necesitaba «apasionadamente» estar con ella, dice el psiquiatra. «En este caso, el deseo tuvo una función protectora y constructiva».