ESTRENO DE UN INMUEBLE EN EL POBLENOU

La nueva sede de la CMT rompe con el patrón constructivo del 22@

El singular edificio de color de cobre de Enric Batlle y Joan Roig, con la nave restaurada de Can Tiana a la derecha y la torre Agbar al fondo, ayer.

El singular edificio de color de cobre de Enric Batlle y Joan Roig, con la nave restaurada de Can Tiana a la derecha y la torre Agbar al fondo, ayer.

XABIER BARRENA / Barcelona

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Unarara avisse posó ayer en el 22@. Nada menos que uno de los pocos ejemplares de federalismo que se conocen al sur de los Pirineos: la nueva sede de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT), un ente estatal que el Gobierno decidió, en el 2005, trasladar desde Madrid a la capital catalana. Consideraciones políticas y económicas aparte (el organismo regula las telecomunicaciones y servicios audiovisuales en España), el edificio supone un punto y aparte en la arquitectura hasta ahora desarrollada en el distrito barcelonés. La singularidad en un barrio de edificios singulares.

El edificio, firmado por los arquitectos Enric Batlle y Joan Roig, rompe con dos características que habían marcado tendencia. Por un lado, acaba con los ángulos rectos y las formas paralelepípedas. Por otro, introduce en una área dominada por los colores oscuros, por los grises en todas sus variaciones y el azul oscuro, una nota de color cobre.

SOLAR PEQUEÑO / La sede de la CMT se asienta sobre un solar no muy grande, lo que ha obligado a los arquitectos a ampliar la planta de los pisos intermedios a fin de ganar mayor superficie útil. La imagen del conjunto sería parecida a un botijo pero sin las formas romas que caracterizan a los cántaros. La piel exterior de la construcción se compone de grandes lamas que protegen las oficinas del sol al tiempo que facilitan las vistas hacia el mar. Un sencillo recurso bioclimático que permite evitar el calor que provoca la radiación solar. Además, en casi todas las plantas se ha dispuesto una terraza orientada de nuevo hacia el mar que, además de meterpara adentro las oficinas -una vez más para esquivar el sol- proporcionan un agradable espacio a aquellos que tengan la desgracia de darle, todavía, al pitillo.

La estructura metálica que forma las lamas es también la que se utiliza como nexo de unión entre el edificio de nuevo cuño y los restos de Can Tiana, la antigua fábrica catalogada como patrimonio industrial por el ayuntamiento, integrada en el complejo. Es en esta parte de las instalaciones donde se han dispuesto tres equipamientos pensados para ser utilizados, también, por el resto del distrito: un auditorio, una sala polivalente y una guardería. Todos ellos disponen de entrada independiente de la del edifico principal.

ROJO INDUSTRIAL / La integración de la nave de Can Tiana, y la voluntad de acabar con ese tono gris del 22@, es lo que ha dado a Batlle y Roig la coartada intelectual para recurrir al rojo-cobre: hacer un guiño al color del Poblenou cuando era elManchester catalány el rojo de los ladrillos dominaba elskyline del barrio.

El edificio empezó a ser ocupado a finales del pasado julio y en la actualidad trabajan 170 personas en los 12.000 metros cuadrados de superficie. Hasta ese momento, la CMT se hallaba alojada en régimen de alquiler en la torre Mapfre. El coste de la construcción del inmueble del 22@ ha sido de 37 millones de euros.