MAXIMILIANO, 36 AÑOS, MÚSICO

"Me pareció una bendición tener la luz robada"

"Me pareció una bendición tener la luz robada"_MEDIA_1

"Me pareció una bendición tener la luz robada"_MEDIA_1

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cuando Maximiliano entró en uno de los infrapisos de la calle de la Cera y se enteró de que tenía la luz conectada ilegalmente y, por tanto, gratuita, pensó que había llegado a un lugar idílico. «Pagaba 197 euros al mes y además no tenía que preocuparme por los recibos. Al llegar con muy poco dinero, me pareció una bendición tener la luz robada», cuenta.

Maximiliano, un músico argentino que había venido a Barcelona a probar suerte, había descartado la opción de compartir vivienda porque eso le impediría tocar la guitarra a cualquier hora. Con su espacio independiente, al que accedió a través de un amigo, pudo ensayar a sus anchas hasta que se quedó sin trabajo y no pudo hacer frente al alquiler mensual, por lo que se marchó del lugar antes de su desalojo.

Desde hace muy pocos días, Maximiliano está en una casa okupa en Santa Coloma donde comparte vivienda con unas pocas personas, pero debe seguir manteniendo costumbres que inició en su zulo del Raval: llevar la ropa a la tintorería y bañarse en casa de amigos.

De su experiencia en la calle de la Cera, recuerda que fue extremadamente difícil mantener la higiene porque constantemente sufría la entrada de cucarachas. «No sé si era por las obras o porque el edificio estaba en malas condiciones, pero era un problema frecuente», comenta. Ahora ha podido superar ya el miedo que sentía al dormir al lado de la bombona del gas.