Leo Messi: "Me ha cambiado más mi hijo que los Balones de Oro"

"Antes me llevaba la bronca a todos los lados si las cosas no salían bien; ahora llego a casa, veo a Thiago y me olvido de todo"

Leo Messi, Balón de Oro por cuarta vez consecutiva

Leo Messi, Balón de Oro por cuarta vez consecutiva / periodico

DAVID TORRAS / MARCOS LÓPEZ / JOAN DOMÈNECH / Barcelona

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Ahí está, sentado en un sofá, recién duchado, relajado, sonriente. Feliz. Se le ve más tranquilo que nunca, con ese aire de timidez que siempre le acompaña, pero con un punto más maduro. No es una cuestión de años. Es algo que nace más en su interior, en una fase de la vida que le ha cambiado por fuera y que parece que le lleva a sonreír mucho más que antes, pero sobre todo que le ha cambiado por dentro.Leo Messi, la leyenda de los cuatroBalones de Oro, el mito que nadie es capaz de adivinar hasta dónde llegará, el mejor futbolista de la historia y uno de los más grandes deportistas de todos los tiempos, el joven que se desvive por una pelota --su motor durante 25 años--, siente ahora un amor mucho más profundo. Por primera vez, el fútbol no es lo más importante de su vida. Hay alguien que está por delante:Thiago, su hijo de cuatro meses.

Una semana después de volver a ser el rey del mundo, con ese cuarto Balón de Oro que lo sitúa por encima deJohan Cruyff,Michel PlatiniyMarco van Basten,Messise presenta a la cita con EL PERIÓDICO DE CATALUNYA con una sencillez y una naturalidad imposible de explicar. Casi hay que tocar para creer que este chico que se sonroja ante alguna pregunta y que ríe con ganas por algún comentario o durante la sesión fotográfica es Messi de verdad. Pero sí, lo es. Vaya si lo es. Esa es también su grandeza. Y, como gran símbolo que es de una era excepcional, esa es también la grandeza de este Barça.

¿¿Cambia mucho la vida de tener tres Balones de Oro a tener cuatro?

¿No, no, la verdad es que en una semana no me ha cambiado la vida. Recibí el premio, la gala, el discurso¿ Pero, al día siguiente, ya está. Volví a pensar en el Córdoba, luego en el Málaga... Tampoco hay tiempo para más. Como dije entonces, solo tengo tiempo para pensar en el siguiente partido, en lo que viene, en el futuro. No hay más. La verdad es que todos esos momentos son muy lindos, pero pasan muy rápidamente. No puedes ni pararte a pensar en ellos, casi no puedes disfrutarlos.

¿Un hijo sí que cambia la vida.

¿Y tanto. Por supuesto. Cambió para todo. Ahora, lo primero es él, después él y, al final, él. Cambió un montón, cambió para todo. Primero está él y luego todo lo demás. Ahora, cuando miras las cosas, tienes otras perspectivas, otras prioridades. A la hora de ver la vida, de pensar cada momento, de analizar cada situación, todo es diferente. Muy diferente. Te cambia completamente. Antes llegaba a mi casa y seguía como si continuara estando fuera. O sea, con bronca. Si las cosas no salían bien, me la llevaba conmigo a todos lados. Ahora, no. Antes, me encerraba en mí mismo y no quería escuchar a nadie. Ni escuchar ni ver a nadie. Ahora llego a mi casa, veo a mi hijo y me olvido de todo, se me pasa todo.

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