isabel coixet muestra en barcelona su exposición sobre el mar de aral

Un mar de barcos varados en la arena

Las fotos en color muestran la desertización del Mar de Aral. En blanco y negro, imágenes de hace 50 años.

Las fotos en color muestran la desertización del Mar de Aral. En blanco y negro, imágenes de hace 50 años.

CRISTINA SAVALL
BARCELONA

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Cuenta Isabel Coixet que la gigantesca catástrofe ecológica, ese alarmante desastre hidrográfico del agónico y desecado Mar de Aral, es comparable a si desapareciera todo el agua que separa Barcelona de Mallorca. «Es como si pudiéramos ir andando por un interminable desierto hacia las islas Baleares».

Entre Kazajistán y Uzbekistán, el Mar de Aral se extendía hasta mediados del siglo XX por 66.000 kilómetros cuadrados. Hoy es un cementerio de arena en el que el tiempo va sepultando anclas oxidadas y barcos fantasmagóricos.

Esa sensación de vulnerabilidad es la que empujó a Coixet a colaborar con la Fundación We Are Water. Del encuentro ha surgido el documental Aral. El mar perdido -que se proyectará por vez primera en el festival de cine de San Sebastián-, una exposición y un precioso cuento escrito por ella.

Roca Barcelona Gallery abre sus puertas cada día para exhibir esta exposición que pulsa la reflexión sobre las consecuencias de la desaparición de 1.100 kilómetros cúbicos de agua que hace imposible la navegación por Aral, una tragedia que también ha hundido a la industria pesquera y conservera. Makoto Fukuda ha compuesto el diseño de esta muestra comisariada por la directora, en el que destacan las fotos de Jordi Azategui.

Coixet apunta en una pared una frase del aviador y escritor francés Antoine de Saint-Exupéry. «Lo que embellece el desierto es que en alguna parte esconde un pozo de agua». Para perforarlo y encontrar esa salida a la esasez de agua, We Are Water cuenta con el apoyo de Educación Sin Fronteras, Intermón Oxfam, Unicef y la Fundación Vicente Ferrer.