"Los JJOO de invierno no eran más complejos que organizar un Mobile"

Enric Truñó fue durante cuatro años, entre el 2010 y el 2013, el comisionado de la candidatura olímpica de invierno Barcelona-Pirineu 2022. Este fue un proyecto impulsado por el alcalde Jordi Hereu en la agonía final de su mandato. Tal vez supuso que despertaría ilusión. Fue un error de cálculo, de Hereu y de otros cinco alcaldes europeos más que apostaron por esa cita y que, vía referéndums o por otros mecanismos, tuvieron que dar marcha atrás. Es todo un síntoma de una cierta crisis de identidad en la que se haya inmerso el futuro del olimpismo.

Enric Truñó, comsionado de Barcelona.Pirineu 2022, afirma que la marcha atrás de Barcelona fue un síntoma de la crisis del olimpismo

CARLES COLS / BARCELONA

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--¿Qué nos perdimos con la renuncia a los JJOO de invierno?

--De entrada hay que subrayar que no tienen mucho que ver con os de verano. Son mucho más pequeños. No teníamos que repensar la ciudad como en 1992. No lo hacemos para celebrar el Mobile World Congress, ¿verdad?, pues organizarlos no era mucho más complejo que tener a punto la ciudad para el congreso de telefonía.

--Entonces, ¿qué aportaban? ¿Cuál era su interés?

--Vertebrar el territorio. Decidir el futuro de los Pirineos, pero hacerlo además de modo que se garantizara que el proyecto era sostenible. Un buen ejemplo a seguir hubieran sido los Juegos Olímpicos de Lillehamer, en los que, una vez finalizados, solo se conservó allí el 25% de la villa olímpica. El resto se desmontó y se repartió por toda Noruega.

--¿Fue una propuesta que no caló o que no se comprendió?

--Cuando me nombraron comisionado, un concejal se me acercó y me dijo, Enric, esto no tienen que ser las olimpiadas del tocho. ¡Pues claro!, si no era necesario. Como mucho estaba previsto que se le diera impulso al barrio de la Marina, que igualmente terminará por hacerse, y que habría sido la villa olímpica.

Que seis ciudades renunciaran a celebrar los JJOO de invierno del 2022 es, en cierto modo, un síntoma, reconoce Truñó. El Comité Olímpico Internacional tiene que redefinir cómo organizar las próximas citas, no solo las de invierno, sobre todo las de verano. En el horizonte ya solo hay ciudades que repiten, porque tienen las infraestructuras construidas. En el 2020 el encuentro será en Tokio, que ya los celebró en 1964. Después, para los JJOO del 2024 solo hay dos candidaturas, Los Ángeles (tal vez para sacarse la espina del boicot del bloque soviético que sufrió en 1984) y París. ¿Qué sucede? Que el futuro, la capacidad de prever cómo será y, por lo tanto, arriesgar con inversiones millonarias, es más incierto, más nebuloso.

--¿Cree que volverá a ver usted unos JJOO en Barcelona?

--No, creo que no. La ciudad ya está terminada.

--Salvo por la Sagrera, que a este paso se terminará antes la Sagrada Família.

--Sí, esto es increíble. Si fuera la estación central de Madrid, créame, esto no habría ocurrido.