CONSEJO EUROPEO EN BRUSELAS

La hora de la verdad para el Reino Unido en Europa

El primer ministro David Cameron llega a la reunión del Consejo Europeo en Bruselas.

El primer ministro David Cameron llega a la reunión del Consejo Europeo en Bruselas. / periodico

SILVIA MARTINEZ

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“Una costa está clara: es ahora o nunca”. El presidente de la Unión EuropeaDonald Tusk, llegaba este jueves a la sede del Consejo Europeo convencido del momento crucial al que se enfrentan los jefes de Estado y de Gobierno europeos, para el Reino Unido pero también para el conjunto de la Unión Europea. Aunque la sensación entre todos los dirigentes es que conseguirán ofrecer este viernes a David Cameron “el traje a medida” que necesita para defender el 'sí' en el referéndum sobre la permanencia en la UE que ha prometido, los negociadores de los 28 seguían en la noche de este jueves tratando de resolver los mismos escollos con los que comenzó la cumbre.

“Todo el mundo tendrá su propio drama y después llegaremos a un acuerdo”, resumía la presidenta de LituaniaDalia Gribauskaite, a su llegada a la reunión. “Veo una clara voluntad de alcanzar un acuerdo”, añadía el primer ministro estonio, Taavi Rooivas, tras la primera sesión de trabajo consagrada exclusivamente al debate sobre Reino Unido. Una discusión en la que Cameron pidió a sus colegas “un acuerdo creíble” que le permita convencer a los británicos de que apoyen la permanencia en la UE. “Si podemos llegar a un acuerdo suficientemente sólido para persuadir al pueblo británico de que apoye la pertenencia de Reino Unido a la UE tendremos una oportunidad de arreglar esta cuestión por una generación”, defendió en la sala.

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CONFIANZA

Pese a la confianza inicial expresada por la mayoría de los líderes europeos, los flecos siguen siendo los mismos. Para empezar sigue sin haber acuerdo sobre el período de tiempo durante el cual Reino Unido podrá hacer uso del “freno de emergencia” que le permitiría denegar hasta cuatro años los complementos salariales a los sueldos más bajos –un tipo de ayudas circunscritas a Gran Bretaña- a los trabajadores extranjeros. Londres aspira a que el mecanismo perdure un período de siete años prorrogables hasta un máximo de 13 años, algo inaceptable para los países del este, que solo aceptan de momento un máximo de cinco. Tampoco hay acuerdo sobre las ayudas a los trabajadores por los hijos a cargo que viven en el extranjero. La propuesta incluye que las ayudas se indexarán en función del coste de vida en el país de residencia y que se aplicarán con retroactividad, algo inaceptable también en el este de Europa.

Y tampoco han conseguido avanzar sobre el compromiso a incluir las nuevas reformas en una futura modificación de los tratados ni sobre el mecanismo que permitiría a Londres bloquear una propuesta de la Eurozona que afecte a los intereses de la City. “Ningún país debe tener derecho de veto, ni debe estar al margen de las autoridades comunes”, se quejaba el presidente galo François Hollande a su llegada a la reunión, uno de los que más trabas han puesto ante las exigencias económicas de Cameron. Aunque, “un acuerdo es posible si se cumplen unas condiciones. Un acuerdo es posible porque es necesario”, admitía.

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ACERCAR POSTURAS

El socialista francés, a quien Cameron visitó el pasado lunes en el Elíseo para tratar de acercar posturas, era este jueves el menos optimista de todos. “No estamos todavía ahí. Quedan algunas cuestiones pero podemos llegar”, resumía el holandés, Mark Rutte. Y lo mismo la cancillera alemana, Angela Merkel. “Hay todavía algunas cuestiones por resolver pero llego a este debate con la actitud de que queremos hacer todo lo posible para crear las condiciones para que Gran Bretaña siga siendo parte de la UE. Desde el punto de vista alemán es importante”, añadía en clara sintonía con España, que calificaba de "aceptable" el texto, y con el primer ministro italiano. Matteo Renzi se definía “bastante optimista” y convencido de que un acuerdo es posible. “Creo que es razonable pensar en un acuerdo que permita al primer ministro Cameron enfrentarse y posiblemente ganar el referéndum en junio o cuando sea”, aseguraba.

Un reciente estudio de la Universidad de Londres subraya que los inmigrantes europeos no solo no son una sangría para las arcas británicas sino que aportan en impuestos más que los beneficios que reciben. El mensaje sigue sin calar en el Reino Unido. El último sondeo de Yougov/Times apunta que el 45% de la población votaría en contra de la permanencia en la UE mientras que solo el 36% se pronunciaría a favor. Así que, independientemente de que los Veintiocho consigan cerrar este viernes un acuerdo, Cameron lo tendrá muy difícil. “Si podemos lograr un buen acuerdo lo aceptaré pero no aceptaré uno que no responda a nuestras necesidades. Es más importante asegurarse que precipitarse”, advertía.