POLÉMICA TRAS LA MASACRE DE CHARLESTON

Crece el repudio a la bandera confederada en EEUU

La cadena Walmart retira de sus estanterías la controvertida enseña

Protesta contra la bandera confederada en Columbia (Carolina del Sur).

Protesta contra la bandera confederada en Columbia (Carolina del Sur).

RICARDO MIR DE FRANCIA
WASHINGTON

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De ser un vestigio blanqueado por el folclore de los estados sureños, la bandera confederada ha recuperado sus connotaciones racistas después de que el autor de la masacre en la iglesia negra de Charleston se fotografiara hasta la saciedad con ella. El abrazo del supremacista blanco ha reavivado las demandas para que la enseña sea retirada de los jardines del Congreso en Carolina del Sur y ha obligado a los precandidatos republicanos a la presidencia a posicionarse. Para todos ellos es un trago potencialmente costoso porque el electorado blanco que votará mayoritariamente en las primarias conservadoras tiende a respaldar el despliegue de la enseña utilizada por los rebeldes secesionistas durante la Guerra Civil americana.

La primera reacción de la mayoría de precandidatos fue optar por la prudencia y evitar los posicionamientos públicos. Pero el tacticismo político ha pasado a mejor vida después de que la gobernadora, Nikki Haley, de origen indio y la primer mujer en presidir Carolina del Sur, la describiera como un símbolo «ofensivo de un pasado brutalmente opresivo» y abogara por retirarla. Se sumaba así a la opinión de Mitt Romney, que pese a estar apartado de la política activa mantiene su ascendencia en el partido.

DEBATE EN EL CONGRESO ESTATAL/  La posición de Haley, que deberían refrendar dos tercios del Congreso estatal para que pueda materializarse, ha sido aplaudida por varios aspirantes a la nominación, como Jeb BushRick Perry, o el actual gobernador de Wisconsin, Scott Walker.

«Felicidades a Nikki Haley y todos los líderes de Carolina del Sur que la apoyan por hacer lo correcto», escribió Bush en Twitter. Durante su etapa como gobernador de Florida, Bush trasladó la bandera confederada que ondeaba en el Capitolio de Tallahassee a un museo. El gesto no estuvo exento de críticas. Le acusaron de ser «débil» y actuar con «racismo hacia los sureños».

Con el paso de los días, los líderes republicanos han admitido que  el atentado en la iglesia de Emanuel «estuvo motivado por el odio racista», en palabras del senador cubano-americano Marco Rubio. Pero no todos han respaldado a Haley, muy probablemente porque no quieren ofender a los votantes que decidirán su futuro en las primarias o a las minorías que inclinarán la balanza en las presidenciales.

Nombres como Rubio y Ted Cruz, el pastor evangélico Mike Huckabee o el católico ultraconservador Rick Santorum opinan que el asunto debería dejarse exclusivamente en manos de los residentes de Carolina del Sur. «El estado no necesita a gente de fuera que venga y les dicte cómo tienen que resolver el asunto», decía Ted Cruz.

Pero el debate va ya mucho más allá de Carolina del Sur.  El grupo de supermercados Walmart anunció el lunes por la noche que en un deseo de «no ofender a nadie», retira de sus estanterías «todos los productos que promocionen la bandera confederada».  Y el gobernador de Virginia anunció ayer que va prohibir que las matrículas de los coches luzcan a partir de ahora la controvertida enseña.