Preocupación regional por la polarización política

La Unasur y la OEA divergen sobre la necesidad de recontar los votos

Protestas y cacerolazos en Caracas mientras Maduro es proclamado

Protestas y cacerolazos en Caracas mientras Maduro es proclamado / jbp

ABEL GILBERT / Buenos Aires

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El estrechotriunfo electoraldeNicolás Maduro, y la negativa a reconocerlo de su contendiente,Henrique Capriles, está lejos de convertirse en un problema político exclusivamente doméstico. El punto y medio de diferencia entre el heredero de Hugo Chávez y su rival ha provocado unaprofunda incisión en el cuerpo social venezolano. Un país casi partido en dos no era la imagen esperada por los aliados latinoamericanos de larevolución bolivariana. Las previsiones fallaron: no hubo, otra vez, una abultada mayoría. El escenario ha cambiado.

Preocupación en Latinoamérica

Lapreocupaciónpor lo que sucede en Venezuela es doble para algunos de los "amigos" de Maduro: no solo temen por unaescalada de la tensión. El desvelo mayor es que las disputas entre los defensores de un modelo que, con sus matices y diferencias, ha unido las voluntades de los mandatarios de Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia y Ecuador, y los que lo rechazan, se termine regionalizando.

Postura sobria del gobierno brasileño

La presidenta brasileña,Dilma Rousseff, habló este lunes finalmente por teléfono con Maduro. Ya lo habían hechoCristina Fernández de Kichner, Evo Morales y Rafael Correa. Rousseff se mantuvo en silencio a lo largo del día, lo que alimentó suspicacias. No fue la presidenta la que dio cuenta de la conversación. Según un comunicado del Gobierno, ella lo felicitó por su triunfo y destacó "elclima de normalidadde la votación". También le dijo a su colega que está "lista para comenzar a trabajar" con las autoridades venezolanas surgidas de los comicios.

No se informó hasta el momento si Rousseff asistirá a la juramentación de Maduro. Brasil tiene importantes intereses económicos en ese país. El ex presidenteLuiz Inacio Lula da Silvase involucró activamente en la campaña de Maduro.

El sobrio lenguaje de la nota del Gobierno de Brasil, líder inequívoco de la región, se distancia no obstante de la posición deEstados Unidos, que, a tono con Capriles,pidió un recuentode los votos en Venezuela.

La OEA respalda el recuento

Y esa diferencia se ha reflejado en las actitudes asumidas por laOrganización de Estados Americanos (OEA), y laUnasur, creada a principios del siglo XXI como una tentativa de autonomía relativa frente a Washington. El titular de la OEA, el chileno José Miguel Insulza, dijo "respaldar" la iniciativa de "una auditoría y unrecuentocompleto de la votación". Insulza llamó a su vez a un "diálogo nacional que contribuya a serenar el ánimo de la sociedad venezolana y ayude a trazar un camino compartido para fortalecer la gobernabilidad del país". El secretario general de la OEA reconoció que las elecciones mostraron "un contexto de profunda división ypolarizaciónpolítica".

Por su parte, el ex vicepresidente argentino y representante de la Unasur en los comicios, Carlos Alvarez dijo que el conglomerado regional "ha sido testigo de un amplio ejercicio de ciudadanía y delibertad, por parte del pueblo venezolano". De acuerdo con Alvarez, "todo reclamo, cuestionamiento o procedimiento extraordinario que soliciten alguno de los participantes deberán ser canalizados en el ordenamiento jurídico vigente".

Una semana ruidosa

La convocatoria de Capriles a uncacerolazopararechazarla proclamación de Maduro augura una semana ruidosa en esta parte del mundo. Maduro debe asumir el viernes. Se espera que Cristina Fernández de Kirchner, así como otros mandatarios, asistan a la ceremonia. El jueves por la noche, en las principalesciudades argentinas, se aguardan tambiénmanifestaciones y cacerolazosen contra del Gobierno. Lascoincidenciashay que atribuirlas a un contexto general que amenaza con enrarecerse.