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Extraños compañeros de cama del PSOE

Pedro Sánchez, en su comparecencia ante la prensa tras presentar su dimisión como líder del PSOE en el comité federal.

Pedro Sánchez, en su comparecencia ante la prensa tras presentar su dimisión como líder del PSOE en el comité federal. / REUTERS / SUSANA VERA

Jesús Pichel

Lo importante no es que Sánchez haya dimitido. Dijo Susana Díaz a los suyos que en el PSOE no hay bandos ni bandas, como si las palabras fueran mágicas y por el simple hecho de decir el hechizo se modificara la realidad. Pero como se ha podido ver durante el interminable, caótico y muy vergonzoso Comité Federal, había bandos, claro que había bandos, dos bandos rabiosamente enfrentados: el bando de los que defendían sus propios intereses personales enfrentado al bando de los que defendían los suyos propios, haciendo bueno el cuento de aquel que se quejaba amargamente: "es una vergüenza, aquí todo el mundo va a lo suyo menos yo, que voy a lo mío".

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Ha habido dos bandos peleando, pero su lucha no ha sido ideológica, sino de poder y dominada en todos los casos por la impostura y el disimulo de unos y otros: Sánchez disfrazándose de izquierdista, Díaz escondiendo sus ambiciones, los barones poniendo cara y discursos de estadistas pero con el ojo puesto en sus respectivas baratarias y González diciendo que él no es dios mientras sacaba la lengua a pasear.

Por eso lo importante no es que Sánchez haya dimitido, sino el enorme daño que todos han hecho al PSOE, (y a los ciudadanos, y a la estabilidad del sistema). Hayan ganado los críticos o hubieran ganado los oficialistas, el daño ya está hecho porque la fractura interna y la desafección externa son tan serias que no se podrán ¿coser¿ en mucho tiempo.

El bufón Trínculo de 'La Tempestad' de Shakespeare, cuando para protegerse de la tormenta decide cobijarse bajo el manto de un tipo que está tirado en el suelo exclama: "Misery acquaints a man with strange bedfellows" (la desgracia hace que un hombre se junte con extraños compañeros de cama). Exactamente es eso lo que hemos visto durante estos meses: juntarse a extraños compañeros de cama en busca de cobijo que les protegiera de los negros nubarrones político-económicos, mediáticos y electorales que amenazaban al PSOE.

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