El escándalo Volkswagen fulmina a Winterkorn

El presidente del grupo dimite pero niega formar parte de la trampa

Winterkorn, en la rueda de prensa anual de VW en Berlín, en marzo.

Winterkorn, en la rueda de prensa anual de VW en Berlín, en marzo.

OLGA GRAU / BARCELONA

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El escándalo descomunal en Volkswagen (VW) ocasionado por el reconocimiento de la manipulación a gran escala de los sistemas de medición de gases contaminantes en más de 11 millones de coches diésel en todo el mundo se ha llevado por delante a su presidente, el todopoderoso Martin Winterkorn. El gran patrono del grupo automovilístico alemán, reforzado en la cúpula desde el pasado abril cuando ganó el pulso al presidente del consejo de vigilancia de la corporación Ferdinand Piëch, anunció ayer su dimisión. Como sustituto se ha barajado el nombre del portavoz de la familia Porsche Wolfgang Porsche, primo de Piëch, aunque la decisión se notificará el viernes.

El consejo de vigilancia de VW, reunido ayer de urgencia, es el máximo órgano de administración de las grandes empresas alemanas, por encima del consejo de administración, y sirve precisamente para velar por la independencia de las decisiones y las buenas prácticas de la gobernanza empresarial. Ayer, este órgano hizo hincapié en que el presidente del grupo no sabía nada de los trucajes, aunque entre la opinión pública mundial nadie daba crédito a que una manipulación de tal magnitud se hiciera al margen de la cúpula e incluso del consejo de vigilancia. Ayer el Gobierno alemán anunció el inicio de una investigación sobre las trampas del grupo automovilístico, la joya de la industria alemana, sumándose así a EEUU -país en el que se destapó el engaño con una investigación de su agencia medioambiental-, Francia e Italia.

«Volkswagen necesita un nuevo comienzo, también en términos personales. Con mi dimisión dejo el camino libre», dijo Winterkorn, quien aseguró encontrarse impactado por los acontecimientos de los últimos días. «Sobre todo estoy impresionado por que una conducta errónea a esta escala sea posible en el grupo VW», dijo Winterkorn, quien añadió: «Lo hago en interés de la empresa, incluso si soy consciente de que yo no hice nada mal». Las acciones de VW subieron ayer un 5,19 %, hasta 111,50 euros en la bolsa de Fráncfort, tras haberse dejado más de un 38% en las dos jornadas anteriores. La agencia Fitch amenazó ayer con rebajar la calificación del grupo, actualmente en el escalón de solvencia elevada 'A'.

RODARÁN CABEZAS

La dimisión de Winterkorn no cogió por sorpresa a nadie. Desde que estalló el escándalo el fin de semana los rumores sobre su salida eran cada vez más fuertes y solo era cuestión de saber cuándo se iba a producir el relevo. La cabeza de Winterkorn no será la única que rodará como consecuencia de esta crisis. Los analistas financieros y del sector automovilístico coinciden en que la reputación del grupo ha quedado muy tocada, junto con la de toda la industria del automóvil alemana, y tan solo una fuerte depuración de responsabilidades a todos los niveles podrá resarcirla. VW anunció ayer, tras el cese de Winterkorn, que «todos los participantes en lo ocurrido, que ha provocado un daño inconmensurable para Volkswagen, sufrirán enteramente las consecuencias».

VW colaborará en las investigaciones de la Fiscalía y creará una comisión especial para explicar lo ocurrido. El presidente del Estado federado de Baja Sajonia el socialdemócrata Stephan Weil, dijo que VW iniciará pasos legales contra los responsables de la manipulación en la empresa. Este lander es accionista de la empresa (20%) y forma parte del consejo de vigilancia, así como también los sindicatos, incluido el potente IG Metall. El modelo de gestión de VW se había puesto como ejemplo de buena gobernanza por la implicación de accionistas, autoridades regionales y trabajadores en los máximos órganos de control. Aunque ya se ha visto que el control es precisamente lo que ha fallado.