Distrito 9, Sant Andreu

Sant Andreu blinda su singular centro histórico

El distrito y las entidades vecinales pactan la conservación de las características casitas del barrio como patrimonio cultural y la rehabilitación de las calles y plazas del casco antiguo

Casitas bajas del pasaje de la Estació, con la iglesia de Sant Andreu al fondo. A la derecha, fachada del actual edificio de equipamientos de la fábrica textil Fabra i Coats.

Casitas bajas del pasaje de la Estació, con la iglesia de Sant Andreu al fondo. A la derecha, fachada del actual edificio de equipamientos de la fábrica textil Fabra i Coats.

NORA MIRALLES
BARCELONA

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El casco antiguo de Sant Andreu es uno de los núcleos históricos con más valor patrimonial de Barcelona. Hasta el pasado diciembre, la mayoría de las casitas y callejuelas que caracterizan esta zona estaban afectadas por el Pla General Metropolità (PGM) de 1976, que contemplaba la posibilidad de derruirlas para construir viales y calles anchas.

Ahora, según afirma la concejala del distrito de Sant Andreu, Gemma Mumbrú, «ya no hacen falta carreteras para comunicar el barrio con la ciudad, puesto que la movilidad actual prioriza el transporte público, la bicicleta y los traslados a pie. Además tenemos la Meridiana, y pronto estará construido el vial de La Sagrera». Por ello, atendiendo una histórica demanda vecinal, el distrito decidió incluir en el Plan de Actuación del Distrito 2008-2011, la desafectación del casco antiguo, para proteger su peculiar fisonomía. Excluir el viejo Sant Andreu del PGM ha supuesto un año de dedicación para el equipo de arquitectos y urbanistas que trabajan en el proyecto, que cuenta con la participación de la Associació de Veïns de Sant Andreu del Palomar, el Centre d'Estudis Ignasi Iglesias y el Ateneu Obrer.

Se mueven sobre la base de un estudio del urbanista Joan Busquets, que hizo una primera catalogación de las viviendas que debían preservarse, aunque a los vecinos les pareció insuficiente. Tras meses de negociaciones, se incorporaron al plan inicial varias parcelas que no se contemplaban. A finales de febrero, según el boletín mensual de la asociación de vecinos, el proyecto planeaba desafectar aproximadamente un 90% de las 550 viviendas afectadas.

Los arquitectos municipales recogen ahora datos para valorar la incorporación de las pintorescas casas bajas de calles como las de la Estació al catálogo de patrimonio histórico-artístico de la ciudad. El Centre d'Estudis Ignasi Iglesias ha propuesto que se incluya, también, la estación de trenes de Sant Andreu Comtal, considerada una de las más antiguas de Catalunya. Mientras se desarrollan las tareas de catalogación, el ayuntamiento ha aprobado la suspensión por un año de licencias de obra mayor en la zona, por lo que no se permitirá derruir o construir ningún edificio, ni promover una rehabilitación total, aunque las reformas parciales se tramitarán.

CUIDAR EL ENTORNO // El objetivo de esta medida, acorde con la voluntad del consistorio de proteger el paisaje actual del barrio, es evitar casos como el de la calle de Grau, que había sido uno de los enclaves más bellos del núcleo histórico. Las viviendas de esa vía las adquirió una inmobiliaria, que derruyó las características casitas para construir bloques de cuatro pisos que los vecinos califican de «barbaridad estética». Y la desafectación y la suspensión temporal de licencias que la acompaña son solo un primer paso. «La intención del distrito es continuar la pacificación del centro de Sant Andreu, convertir las calles en vías accesibles y de plataforma única, con arbolado y mobiliario nuevo e implantar dos medidas para ordenar el tráfico: el área verde y el límite de velocidad a 30», afirma Gemma Mumbrú.

Aprovechando la modificación del PGM, el distrito ha impulsado varios planes de mejora urbana en el casco antiguo. En primer lugar, se han reformado las plazas de Orfila, Comerç y las calles del entorno, que lucían bastante deterioradas. «Hacía falta. Las obras han sido un follón pero ha quedado muy bien. Seguro que será bueno para el comercio», asegura Pilar Reche, que regenta una papelería en la calle del Comerç. Además, el ayuntamiento ha convertido el tramo de las ramblas de Fabra i Puig y Onze de Setembre en lugares donde los residentes puedan pasear tranquilos así como también pacificar las calles que son entrada o salida de centros escolares.

Sin duda, otra de las grandes apuestas para la preservación del patrimonio histórico es la rehabilitación de la antigua fábrica textil Fabra i Coats, que hasta hace unas décadas era el motor económico del barrio. El enorme recinto, de 31.000 metros cuadrados, está formado por 12 edificios, que se destinarán a crear un gran complejo de equipamientos de uso social.

En la gran nave central de la fábrica, de 14.500 metros cuadrados y cuatro plantas de altura, está previsto ubicar el futuro Museu d'Història Industrial. El edificio albergará, también, un enorme espacio de creación y una escuela de música, artes escénicas, multimedia, circo y danza, que se complementará con la sala polivalente donde realizar espectáculos y organizar conferencias, proyectada en los pabellones I y J.

También habrá un casal de barri, que acogerá a diversas entidades que ahora no disponen de espacio, un instituto de educación secundaria con tres líneas de ESO y dos de bachillerato. Además, se destinarán 5.500 metros cuadrados a viviendas para jóvenes y se construirán una residencia y un centro de día para enfermos de alzhéimer. Pero el proyecto más esperado para los padres es la construcción de la escola bressol La Filadora, la tercera del barrio. Abrirá en enero del 2012 y ofrecerá 119 plazas. También habrá un nuevo centro escolar de Infantil y Primaria con un aparcamiento en el subsuelo con capacidad para 300 vehículos.