El triunfo de la idea
El Barça se impone con regularidad en el Bernabéu por su superioridad futbolística
Joan Domènech
Periodista
Periodista. Título de Entrenador de fútbol nivel A. Deportista vocacional. Tras retirarme como futbolista, empecé a trabajar en Mundo Deportivo (12 años, 1988-2000). He asistido a cuatro Mundiales y cuatro Eurocopas. Coautor de varios libros. Miembro del colectivo ‘Periodistes Solidaris’ y 'Amics de Johan'.
JOAN DOMÈNECH / BARCELONA
Los últimos entrenadores del Barça han vencido en el Bernabeu: Rijkaard, Guardiola, Tata Martino y Luis Enrique se llevaron un triunfo en sus visitas. La única excepción fue Tito Vilanova pero el duelo liguero coincidió con su estancia en Nueva York cuando se trataba del cáncer. El Barça, sin embargo, conquistó aquella Liga con el récord de los 100 puntos. Existe ya una larga tradición de éxitos azulgranas en el feudo madridista. Con un denominador común: la victoria se gestó desde la superioridad futbolística.
LA FILOSOFÍA
Una continuidad con matices particulares
Se gestó cada victoria partiendo de un ideario arraigado desde hace 25 años. Con las manías de cada entrenador, con sus aportaciones particulares, moldeando con detalles una infraestructura tan sólida como los cimientos del Camp Nou. Al fútbol se juega con la pelota, y esa obviedad se sigue con fanatismo en el Barça. Lo reafirmó el equipo de Luis Enrique, que mostró su metamorfosis. El que arrasó el sábado fue menos intenso pero más asentado que el del año anterior en su estreno, tierno y algo impetuoso: se presentó a la cita el 25 de octubre, en la novena jornada, apenas cuatro meses después de la llegada del entrenador. Los dos se adelantaron con 0-1 y solo el último supo gestionar la preciada ventaja.
Tal vez el partido que hizo el PSG en el Bernabéu hace 20 días reafirmara las sensaciones de los técnicos. El equipo de Blanc -y al que querría pertenecer Cristiano Ronaldo, según se interpretó tras la charla entre ambos- dio un meneo al Madrid con una copia muy fiel del estilo azulgrana: fútbol al pie y combinaciones largas y pausadas. Rakitic, Busquets, Iniesta y Sergi Roberto combinaron a placer, con facilidades inusuales, nunca vistas en el Bernabéu. Enfrente tenían tres rivales (James, Modric y Kroos, que no recibieron ayuda) que también eran peloteros.
LA CONSAGRACIÓN
LA CONSAGRACIÓNSergi Roberto se erige en el comodín más valioso
La alineación de Sergi Roberto permitió al Barça volver a jugar con 11. Será un equipo de 12 cuando vuelva Messi, y ha sido uno de 10 cuando el lugar del astro lo ocuparon Munir y Sandro. Los dos jóvenes se han revelado insustanciales. Luis Enrique no ha creído en ellos al rotarles y sustituirles constantemente y esa sensación ha cundido en los demás jugadores, que no confiaron en ellos para mantener la cadena de pases.
Sergi Roberto jugó de extremo derecho (de Messi) en su cuarta demarcación de la temporada. Empezó de lateral, continuó de interior derecho e izquierdo y ante el Bate Borisov ensayó como extremo. La lesión de Rakitic impidió otra prueba con el Villarreal. El Bernabéu no arrugó a Luis Enrique ni a Sergi Roberto. Dio continuidad al juego por la derecha e interpretó que sacaría petróleo del espacio entre la espalda de Kroos y Ramos y Marcelo. Jugó hacia adentro para crear situaciones de superioridad en las combinaciones y su conducción en el 0-1 demostró que puede competir con cualquiera por la titularidad.
EL CONTRASTE
EL CONTRASTEEl Madrid es un híbrido con muchos padres
Ni una patada ni un codazo recibieron. Vieron ante sí una nobleza desconocida cuando Mourinho colocaba a Pepe o a Ramos en el centro del campo acompañando a Xabi Alonso y a Khedira. Benítez mantuvo al portugués sentado a su lado y degradó a la suplencia a Casemiro. En cierto modo, dio la razón a los apóstoles del 'mourinhismo', el credo al que se abrazó Florentino Pérez y que defendía que al Barça solo se le podía combatir desde la brutalidad y la fuerza física. Un argumento fácil. Ante la imposibilidad de igualar la técnica, y la armonía en el juego de pases, hay que oponer las virtudes contrarias: la defensa y la presión.
La continuidad de la idea azulgrana, asentada con títulos -¿o los títulos asentaron la idea?- contrasta con el híbrido que es hoy el Madrid, un equipo dirigido por distintos padres de escuelas diferentes: de la formación de Pellegrini renegó Mourinho, Ancelotti quiso ser la antítesis del portugués y Benítez pretende endurecer el legado del italiano. Quiso negar la fama que tiene de ser un estratega defensivo y su equipo no supo defender.
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