SOLIDARIDAD

Antiguas compañeras de Nastasia Urbano se unen para ayudar a la exmodelo

jcarbo46751134 nastasia urbano190131122713

jcarbo46751134 nastasia urbano190131122713 / periodico

Mauricio Bernal

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Un grupo de antiguas compañeras de trabajo de Nastasia Urbano han decidido organizarse para ayudar a la exmodelo que en los años 80 formó parte de la élite del modelaje mundial, y que actualmente, en la pobreza, tiene que dormir en las calles de Barcelona. Sobrecogidas por la historia de la caída en desgracia de Urbano publicada por EL PERIODICO, Ruth Schuler, Liz Beltrán, Patricia Soler Beltrán y el fotógrafo Robert Suárez se están poniendo en contacto con otros profesionales del sector que conocieron a la modelo en aquella época, cuando empezaba su carrera, para acompañarla, hacerle saber que no está sola y, en últimas, tenderle la mano.

"Me ha dejado en shock, yo creo que a todas, jamás esperábamos esto, y menos de ella", dice Schuler, compañera de Urbano en la agencia Group. "Nosotras estábamos a nivel princesa, pero ella, ella estaba a nivel diosa –subraya–. La recuerdo como una persona introvertida, guapísima y muy generosa con los demás". Entonces, en los 80, Urbano hacía sus primeros trabajos en el mundo del modelaje. A la vuelta de la esquina la esperaba el estrellato mundial, primero en Milán y más tarde en Nueva York, donde trabajó con modelos de la fama de Linda Evangelista y fotógrafos mundialmente conocidos como Richard Avedon y Helmut Newton.

Ayuda sensata

"Estamos reuniendo a más gente, se están apuntando muchas personas. Lo primero es hablar con ella, saber cómo está y qué necesita. Cada uno por su lado está recopilando información para ver de qué manera la podemos ayudar. Ayudarla de una forma que sea sensata –explica Schuler–. Abrir una cuenta a su nombre puede no ser la solución. Hemos pensado en acudir al programa para personas sin hogar del Hospital Sant Joan de Déu. Ayudarla en las gestiones, por supuesto, pero sobre todo que sepa que no está sola, que hay gente que la aprecia y que la recuerda de esa época. Hay que concretarlo, pero se está apuntando mucha gente".

Los 80 fueron la época dorada de Urbano. En Nueva York trabajó con la agencia Ford e hizo publicidad de marcas como Revlon, Yves Saint Laurent y Virginia Slims, entre muchas otras. Ganó mucho dinero, pero lo perdió por culpa de un matrimonio desgraciado. De sus comienzos en Barcelona, Schuler recuerda que en la sede de la agencia, "en una torre de la calle de Muntaner que ya no existe", pasaban mucho tiempo juntas, "pues era como un segundo hogar" para las modelos. "Comíamos allí, pasábamos el día allí. A veces íbamos juntas a los cástings. Luego, por supuesto, le seguimos la carrera. ‘¿Has visto el anuncio que hizo con David Lynch?’, recuerdo que comentábamos".

Historias paralelas

No es la única muestra de solidaridad que ha despertado la historia de Urbano. Hernando Herrera, antiguo modelo y hoy responsable del atelier de costura HH International Modeling de Barcelona, considera que una persona con la experiencia de Urbano aún tiene mucho que aportar en el mundo del modelaje. "Podría hacer muchas cosas, no solo de modelo, sino también dar conferencias, charlas de moda y un sinnúmero de actividades. Yo estoy dispuesto a volver a formarla y a hablar con fotógrafos y agencias para que vuelva a trabajar". Esteve Llanes, responsable de Foto K, una tienda de Barcelona especializada en fotografía y vídeo que organiza talleres en los que suelen participar modelos, también ha ofrecido su ayuda. "Hacemos talleres con modelos y creo que de alguna manera ella podría compartir su experiencia con estas mujeres que empiezan".

Más allá del mundo de modelaje, Urbano ha generado simpatías entre personas que han vivido historias similares. Rosa Montané, vecina de Torroella de Montgrí, dice que sabe por lo que la exmodelo está pasando. "Todo lo que explica en el artículo lo he vivido. Yo era productora de publicidad y me arruiné a una edad difícil, como ella, tenía 55 años, lo perdí todo y el mundo me dio la espalda, tardé casi siete años en ponerme en pie de nuevo. Sé lo que es que la sociedad te culpabilice diciendo que si has llegado a esa situación es porque algo habrás hecho. Ahora tengo una situación no boyante, pero sí estabilizada, y tengo un piso en el que tengo espacio. Es bienvenida si quiere venir".