el problema de la vivienda

BCN también es la ciudad más cara para compartir piso

La habitación de un piso compartido en Barcelona.

La habitación de un piso compartido en Barcelona. / periodico

Patricia Castán / Barcelona

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Hace ya tiempo que el buscador de habitaciones de alquiler en pisos compartidos ha dejado de ser un estudiante joven que solo busca una cama barata para pasar el curso escolar y después salir huyendo. El nuevo potencial cliente de este tipo de vivienda es cada vez más amplio: treintañeros que quieren dejar el nido paterno y ni de broma pueden pagar un alquiler en solitario, recién separados que dejan de convivir en pareja, viajeros que vienen por unos meses a Barcelona, incluso parejas de bajo presupuesto. Todos ellos dibujan un universo móvil de vecinos, muchas veces poco estable, que pagan las habitaciones más caras de España: una media de 426 euros en la capital catalana, muchas veces con gastos aparte.

El informe anual de idealista.com, el portal inmobiliario con más oferta, vuelve a encumbrar a Barcelona como la ciudad más cara del estado -también lo es en venta y alquiler estable- tras haber subido en un año un 15,8% sus precios, que parecen correlacionados con el auge de los alquileres convencionales. Una cifra por encima del 8,4% de incremento y de los 309 euros que de media se pagan en ciudades de toda la península. 

En Barcelona hace un año se pagaban 368 euros y ahora hay que invertir 58 euros más al mes por lo mismo. Lo mismo es, en general, una habitación individual con su correspondiente cama de 90 centímetros, y con diferentes derechos según el inquilino o propietario que busca compañeros de pisos. A más presupuesto más metros, pero no siempre mejor zona. Y en general los gastos van aparte y solo se incluye el wifi. 

Nueva convivencia

La carestía de la vivienda en los dos últimos años y, previamente, la crisis han llevado a miles de personas en los últimos años a convivir con desconocidos como única opción. Un dato revelador: idealista registró en el primer semestre del 2016 un total de 33 millones de búsquedas de piso compartido, mientras que los seis primeros meses del 2017 han sumado 58,9 millones, o sea, un 78,1% más

El caso de Barcelona, sin embargo, es pintoresco porque con una media de 31 años, el usuario de pisos compartidos aglutina tanto a universitarios al uso como a adultos con bajo presupuesto o cuyos contratos laborales no permiten ser titulares de un alquiler a su nombre ni una hipoteca. En otras ciudades estudiantiles, por ejemplo Granada, la media baja a los 26 años, mientras que en Donosti es de 35 años (y 363 euros al mes).

Zamora o la Zona Franca

Convivir en un piso de este tipo no solo es cuestión de economía propia, sino de capacidad de adaptación. Los que primero echan el ancla (si no son dueños) marcan la tipología de cásting: que le gusten los gatos, que no fume, que sea sociable pero no juerguista, que tolere a los gays, que respete los estantes de la nevera ajenos... mil y un filtros previos a la convivencia.

Quienes buscan habitación local para compartir encontrarán ahora mismo en este portal la friolera de 3.557 anuncios, un tercio de ellos en el Eixample (donde hay más pisos y más grandes), seguido por Ciutat Vella con más de 500 y Sants-Montjuïc con 326. 

El abanico de precios es variado: lo más barato es una pequeña habitación en la Zona Franca, por 220 euros. Pero también hay habitaciones de 1.500 euros, de 40 metros cuadrados y con todas las comodidades. Siempre queda la opción de mudarse a Zamora, y pagar 143 euros al mes.

Rentabilizar el piso en vacaciones

Los anuncios de pisos compartidos en esta época del año incluyen el realquiler vacacional mientras el titular de la habitación está de vacaciones o en casa de sus padres.  Una forma de aprovechar las camas y rentabilizarlas. Algunos anuncios ofertan en su titular un precio de poco más de 200 euros que al abrirlos detallan que se trata de 10 o 15 días de única disponibilidad en agosto o en septiembre. En ocasiones también dan opciones para el turista a 45 euros la noche. A partir de septiembre en general la mayoría de reclamos exigen un mínimo de estancia de cuatro meses para dar más estabilidad al efímero hogar y un mes de fianza.