La revolución verde que brota en el Baix Llobregat

Espigoladors alimenta a personas vulnerables con productos excluidos del mercado pese a su buen estado

Un payés ara el campo en un terreno de El Prat.

Un payés ara el campo en un terreno de El Prat. / periodico

VÍCTOR VARGAS LLAMAS / EL PRAT

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"Un 40% de los alimentos acaban en la basura, mientras un número creciente de personas tienen serios problemas para acceder a una alimentación suficientemente equilbrada y diversa", explica Núria Casas, representante de Espigoladors, para sintetizar con una contundencia irreplicable la necesidad de proyectos como el suyo. Una iniciativa de economía social para evitar el despilfarro de recursos naturales y ofrecer oportunidades laborales para colectivos vulnerables. 

"Queremos dar segundas oportunidades a frutas y verduras que estaban destinadas a la basura. y que estos productos den a su vez segundas oportunidades a quienes más lo necesitan", explica Casas. En ese afán se han centrado los 3 años de Espigoladors (de 'espigolar', espigar en castellano: recoger espigas y frutos que han quedado en el campo tras cosechar), en los que esta empresa social sin ánimo de lucro ha recuperado 278 toneladas de alimentos desde su sede de Sant Cosme. "La elección de lugar fue fácil, por la proximidad a la huerta del Baix Lobregat y las facilidades del Ayuntamiento de El Prat", sintetiza.

ESTÁNDARES

Todos los productos tienen una alta calidad "indiscutible", pero no entran en el circuito comercial por diferentes motivos. "A veces es por el aspecto, demasiado pequeño o deformado, que no cumple los estándares del mercado; otras es porque al payés no le sale a cuenta recoger frutos por el bajo precio del mercado o por ser un volimen demasiado pequeño", destaca la portavoz de Espigoladors.

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En estos últimos casos, la propia entidad se ofrece a recoger el producto en el mismo campo, siempre identificados y respetando las indicaciones del agricultor. Intervienen grupos de voluntarios y personas en situación de riesgo, que serán perceptoras de esos alimentos pero tienen la oportunidad de hacerlo "de una forma activa, sintiéndose más útil, ganándose las cosas y disfrutando del contacto con la naturaleza y el trabajo en equipo". "Es una actividad que iguala a todos, porque todos acaban sucios y sudados, y porque nadie sabe si eres voluntario o alguien que necesita esa comida: todos se llevan su bolsita con fruta y verdura a casa", detalla Casas.

El 90% de lo que se produce se destina a oenegés y un 10% se emplea para crear conservas, comercializadas bajo la marca És Im-perfect. Espigoladors coopera con 46 productores del Baix Llobregat, Maresme y el Vallès, dando empleo a seis personas. "Cuando tengamos el obrador propio que estamos contruyendo para las conservas prevemos empelar a cuatro personas más", expone Casas. 

REFERENCIA

La de Espigoladors es la referencia a seguir para otras iniciativas que empiezan a dar sus primeros pasos en esta barriada de El Prat, dando empaque a una revolución verde y con compromiso social. Una de ellas es Agricultura pel territori, "que une una parada de productos de kilómetro cero con un proyecto de agricultura ecológica y regenerativa [un método holístico que aumenta los recursos naturales, en vez de agotarlos, mediante procesos naturales para reponer nutrientes, agua y el suelo]", resume Salvador Lajara.

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Y en proceso de diseño anda el Parc de les olors, una red qe nace en Santa Eulàlia de Ronçana, que pretende extenderse a todas las comarcas catalanas y cuya finalidad es "recuperar toda la identidad mediterránea en torno a las plantas aromáticas y medicinales, fomentando su uso terapéuticos y culinarios", explica Mireia González coordinadora del proyecto en El Prat y miembro de GATS. La iniciativa contará con tres hectáreas, dos para el cultivo de estas plantas y una para un jardín visitable con finalidades pedagógicas.