Guardias urbanos de kilómetro cero

PRESENTACIÓN Los nuevos agentes, ayer.

PRESENTACIÓN Los nuevos agentes, ayer.

GUILLEM SÀNCHEZ
BARCELONA

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«Si escuchas a los vecinos durante el tiempo que haga falta, aunque no puedas solucionar el problema, ya estás haciendo algo importante». Lo cuenta Rocío, responsable del primer grupo de proximidad que la Guardia Urbana de Barcelona (GUB) desplegará por el distrito de Nou Barris a partir del 24 de abril. Durante los meses sucesivos, unidades como la de Rocío se desplegarán por los 73 barrios.

Cada vecindario tendrá asignado un policía. Una cara con un nombre y un teléfono móvil que pretende convertirse en un «referente» con el que los ciudadanos puedan comunicarse. Un enlace estable que acerque la policía al ciudadano. Al menos esa es la idea. No es nueva, porque desde hace más de 20 años el cuerpo municipal de Barcelona ha querido jugar con el concepto de «proximidad».

Con el gobierno del exalcalde Xavier Trias, de CiU, se llamaba «policía comunitaria». En este último intento, los agentes destinados a este plan se incrementan en Nou Barris de 5 a 13. La novedad es que habrá 13 porque a cada uno de ellos se le asignará un barrio de los 13 que conforman este distrito. El objetivo es que para hablar de problemas que se enquistan se pueda contactar siempre con el mismo funcionario, que ya sabe de qué van, para buscar soluciones. «Pero estas solo aparecerán si todos los vecinos se implican en buscarlas», avisa Rocío.

FORMACIÓN / Gabriel, uno de los agentes de esta unidad, explica que ha escogido este nuevo puesto de trabajo porque quiere ocuparse de una tarea que contribuye «a proteger» el vecindario «preventivamente». No se trata de atender «emergencias» sino de ir al día siguiente para «preguntar qué ha pasado», de reunirse con las entidades, con los comerciantes, con todos los colectivos. La formación que han recibido en dos semanas, en parte sobre la historia y la composición del distrito, sobre todo se ha centrado en la comunicación.

«En la escucha activa, en ser asertivos», describe Gabriel. Escuchar al ciudadano no siempre resulta sencillo. Porque a veces está bajo situaciones de estrés y si se muestra agresivo «tienes que ver más allá» e intentar «comprender por qué está así».

Rocío y Gabriel intercambian una mirada antes de responder una pregunta. Pero los dos policías no necesitan hablarse para coincidir en la respuesta. La crítica que más escuchan de la boca del ciudadano es esta: «Cuando pasa algo nunca estáis». Otro clásico del repertorio de quejas vecinales, casi tan frecuente como el primero, es el de «os he llamado hace dos horas». Los dos agentes aseguran que las encajan con resignación pero «no son ciertas».

Para desmentirlas, Rocío dice que es necesario «aportar información que demuestre todas las cosas que se hacen en un barrio». En cuanto a las «dos horas de retraso», añade Gabriel, toca explicar que se sigue «un orden de urgencia» y que si una llamada no se atiende al instante es porque «los recursos están ocupados en otra más necesaria».

APRENDIZAJE CONJUNTO / Antonio Alcántara, educador social del curso de formación, explica con una sonrisa que el primer día de clase al entrar se encontró con las dos primeras líneas de sillas vacías. Preguntó si era por «vergüenza». Le respondieron que no, que era porque las dos primeras filas se reservan para los mandos policiales. «Acostumbrados a la formación unidireccional en la que un profesor se dirige a un auditorio les sorprendió mucho la dinámica de aprendizaje basada en la lógica de la construcción conjunta de conocimiento», aclara Álex Egea, pedagogo de la Universitat de Barcelona.

Las clases han terminado celebrándose en «círculo». Se sientan así «a propuesta de uno de los agentes», subrayan. Defienden el cambio como un triunfo de un curso dirigido a dar a los agentes «herramientas» que les ayuden a reunirse con colectivos diversos y «sepan escucharlos» para ayudarlos.

NOMBRE, CARA Y TELÉFONO / Sumando los 10 distritos de Barcelona, y los tres turnos entre los que los agentes se reparten las 24 horas de la franja horaria, en la ciudad hay 2.090 policías desplegados sobre el territorio. En este recuento se excluyen los que están destinados en unidades especializadas. Entre ellos estarán los 73 referentes de cada barrio.

Contar con estos policías, con nombre, cara y teléfono, es una «de las demandas» que con más insistencia había llegado hasta el Ayuntamiento de Barcelona, según remarcó ayer la alcaldesa Ada Colau, durante la presentación de esta primera unidad. El despliegue, todavía una «prueba piloto», empieza en Nou Barris porque este es un distrito «ideal» para trabajar «la diversidad» desde la «proximidad». Pertenece a la franja del Besòs que es también donde «más ha golpeado la crisis».