No es fácil ser sirena

Andreina Mermaid se gana la vida como "sirena profesional". Esta venezolana con cola de quita y pon está montando la primera academia de sirenas de Barcelona

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ANA SÁNCHEZ

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“¿Sois sirenas de verdad?”. Un guiri hace fotos de lejos, se frota los ojos, busca de reojo una cámara oculta. Al otro lado de su iPad, tres sirenas y un tritón refrescan sus aletas en la orilla del mar, en la Barceloneta, entre mojitos ambulantes y turistas con todas las tonalidades de rojo. “¿Sois sirenas de verdad?”. El guiri se acerca tanteando, como si atravesara un campo de minas. “Sí -responde una riendo-. ¿Es la primera sirena que ves?”, le pregunta. “Vi una sirena hace años -añade él-, pero había tomado un tripi”.

Si ahora mismo asomara la cabeza el cangrejo cantarín de ‘La Sirenita’, se iría corriendo a aclararse la voz. A estas sirenas solo les falta cantar bajo el mar para pasar el cásting de Disney. No -niegan-, ellas no cantan bajo el agua. Pero sí bailan.

Andreina”, se presenta la jefa de esta manada. Tiene 30 años, acento venezolano y pose de ballet. La melena le llega hasta las escamas, como dicta Wikipedia. Habla sentada sobre una roca mientras su cola azul chapotea en el agua. Su nombre oficial desde hace un año: “Andreina Mermaid” (‘mermaid’: sirena en inglés). “Soy sirena profesional”. Lo dice sonriendo, pero habla en serio. Asume que la llamen loca -“sí, claro, por supuesto”-, pero se gana la vida siendo sirena.

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Hace tres años que Andreina vive en Barcelona. Antes de ser sirena, estudió diseño gráfico y Turismo. El año pasado vio en la BBC una entrevista a una sirena. “En EEUU es algo muy popular”, apunta. Hay hasta encuentros internacionales de sirenas. Y dijo: “Yo quiero ser esto”.

Pero no es tan fácil ser sirena profesional. Para empezar, hay que sumergirse a pulmón hasta 30 metros –Andreina se fue al Caribe a aprender con un campeón mundial de apnea, Carlos Coste-. También hay que pasearse bajo el agua sin que parezca que estás buscando a Nemo. La venezolana puede contener la respiración ¡4 minutos! “Para hacer una buena sesión fotográfica bajo el agua, tienes que aguantar bastante”, se justifica sin darse importancia.

LOS ESTATUTOS DE LAS SIRENAS

¿Que qué marcan los estatutos oficiosos de las sirenas? “Hay que tener nociones de ‘free diving’ –responde Andreina-, de buceo, de socorrismo también, porque si trabajas con gente tienes que estar preparado para todo. También tienes que saber hacer volteretas bajo el agua, y estar preparado para nadar en un acuario con animales: tiburones, mantas rayas… -se ríe-, y mantener la calma”. 

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Y, sí -añade-, uno se puede ganar la vida siendo sirena. De hecho, se pueden encontrar unas cuantas en Linkedin. “Hay varias salidas profesionales como sirena”, dice riendo. “Enseñar es una forma. Otras se dedican al modelaje y a eventos para fiestas de lujo. Hay sirenas que van con sus tanques, como peceras gigantes, para hacer ‘shows’. Ese es uno de mis próximos proyectos”, apunta. Nada que ver con la sirena de ‘1, 2, 3... Splash’, que se ajaba en los acuarios. “No, las sirenas reales tenemos finales felices”, se ríe la venezolana. “Los finales trágicos se los dejamos a la mitología”.

LA PRIMERA ACADEMIA DE SIRENAS DE BARCELONA

Andreina está montando la primera academia de sirenas de Barcelona. Apenas lleva tres fines de semana de cursos y ya ha enseñado a nadar con cola a una treintena de personas. En Meetup (esa plataforma donde se busca gente ‘online’ con quien compartir aficiones en la vida real), se le ha sumado una manada de 60 sirenas/tritones con los que hace quedadas en la Barceloneta, tiene 400 seguidores en Instagram y más de 200 ‘megustas’ en Facebook. Ya se ha acostumbrado a escuchar comentarios del tipo: “Qué raro es volver a tener piernas”.

No es un antojo de niñas con sobredosis de princesas Disney. Quienes suelen contactar con ella, dice, tienen entre 16 y 50 años. “Pero se puede hacer a partir de los 6”. Tampoco es exclusivo de mujeres. En el último curso, explica, había el mismo número de chicas que de chicos.

Hoy, de hecho, le acompaña un tritón. “Soy tritón e instructor de buceo”, se presenta Dani, 47 años. “Soy culé”, dice con obviedad extendiendo su cola de tritón blaugrana. A su lado, sobre otra roca, está Sandra, 38 años, una colombiana que en su vida terrestre es abogada, y Carmen, 23, de Burgos, ingeniera del medio natural. “Seguro que no hay más sirenas de Burgos”, se ríe. Ella y Sandra, puntualiza, aún son “proyectos de”. Es la segunda vez que se ajustan una cola.

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¿Y esto para qué sirve?, les suelen preguntar. “Para divertirse”, responden. Para “cumplir el sueño de ser ‘La sirenita”. Y también para hacer ejercicio. “Es duro -dice Dani-. Abdominales y glúteos se trabajan un montón”. ¿cuántas sirenas han visto con celulitis?

"HAY COLAS DE 20.000 EUROS"

Las colas se las trae otra sirena de Alemania, añade Andreina. Sí, como los coches. De hecho, pueden llegar a costar como un BMW de segunda mano. “Hay colas de 20.000 euros”. Las que llevan ellos son monoaletas revestidas de lycra. Pero las hay de silicona con aletas profesionales. “Para nadar en acuario”, explica Andreina. “Ahora ves que no es fácil ser una sirena profesional, ¿no?”.