Cambios en una normativa pionera

BCN prohibirá que los perros vayan sueltos por la calle

Varios perros juegan, sueltos, bajo la mirada de sus amos, ayer por la mañana, en el Turó Parc.

Varios perros juegan, sueltos, bajo la mirada de sus amos, ayer por la mañana, en el Turó Parc.

HELENA LÓPEZ
BARCELONA

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La vida de los perros en la ciudad -colectivo que nadie es capaz de cifrar con exactitud, pero que, contando solo la minoría censada, llega a los  33.400 ejemplares- vivirá un punto de inflexión a finales del próximo verano, con la entrada en vigor de la reforma de la ordenanza de protección, tenencia y venta de animales. Se prevén cambios sustanciales en la normativa aún vigente, como la obligación de que los perros vayan siempre atados, excepto en las escasas zonas especialmente destinadas para su ocio -apenas 120 para toda la ciudad- o la prohibición de alimentar a cualquier tipo de animal -de compañía o no- en la vía pública.

Pese a que el concejal de Presidencia, Jordi Martí, deja claro en la presentación que no quiere hablar de multas, sino de mejoras en la convivencia y en la vida de las bestias, las nuevas prohibiciones vienen, cómo no, acompañadas del tarifario de sanciones, que van de los 750 a los 3.000 euros en función de si la infracción es leve, grave o muy grave.

Se considera muy grave permitir que los animales hagan sus necesidades en los parques y jardines frecuentados por niños -Martí admite que el gran problema de la ciudad con los animales recae en el incivismo de algunos propietarios- o comprar, vender o dar en adopción un animal de compañía sin que el nuevo propietario haya firmado una declaración de responsabilidad, otra de las novedades que plantea la nueva ordenanza, que el municipio quiere que cuente con el máximo consenso tanto entre la oposición como entre los animalistas. Pasan de muy grave a grave -penado con hasta 1.500 euros- no recoger inmediatamente las deposiciones fecales de las mascotas si eso no ocurre en zonas especiales para niños.

MENOS LIBERTAD / Es muy probable que la medida que más cambie el día a día de los perros -y de sus propietarios- es la que prohíbe que las mascotas vayan sueltas. Hasta ahora, el animal podía ir sin atar siempre que su dueño no le perdiera de vista y demostrara que «respondía a sus órdenes», algo difícil de comprobar. «Con esta medida se quiere evitar el incivismo de los perros que defecan en cualquier lugar así como los problemas de seguridad. Se rehuyen peleas entre ellos y que puedan morder a alguien», prosigue el concejal, quien, insiste en subrayar que uno de los objetos de la reforma de la normativa es ofrecer mayores garantías para el bienestar animal.

En esa línea, un animal no podrá estar atado más de dos horas -una en el caso de los cachorros-, se prohíbe dejar a gatos y hurones solos en el domicilio durante más de tres días seguidos -en el caso de los perros 12 horas como máximo- y quedarán vetados los collares de fuerza, de estrangulación o similares.

DECLARACIÓN RESPONSABLE / También en la línea protectora y para evitar los abandonos -el ayuntamiento invierte un millón de euros al año en el mantenimiento de la perrera, en la que entran anualmente unos 1.800 animales extraviados- el municipio quiere impulsar una declaración de responsabilidad, que deberá firmar cada persona que adquiera, acoja o adopte un animal, conforme no ha sido sancionado por infracciones que impliquen maltrato o abandono del animal. Además, el municipio instará a la Generalitat a que se cree un registro de maltratadores para prevenir las malas conductas.

Pese a que antes de presentar este proyecto de reforma el ayuntamiento ha hablado con entidades animalistas para intentar recoger sus peticiones e inquietudes, hay propuestas que no les convencen.

OBJECIONES / Para Carla Cornellà, presidenta de la Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales (FAADA) uno de los puntos débiles es la prohibición de alimentar a los animales en la calle. «Hay muchas personas voluntarias que dar de comer a gatos y perros con buena voluntad y que hacen mucho bien a esos animales», lamenta Cornellà, quien aseguró ayer a esta diario que aún no había tenido acceso a las propuestas definitivas del municipio.

No quiso pronunciarse Martí sobre, por ejemplo, la venta de pan para las palomas de la plaza de Catalunya, un peculiar atractivo para muchos turistas: «Se trata de crear un marco de conducta, no de perseguir a nadie», zanjó.

En cuanto a otras medidas ya esperadas, estará la anunciada luz verde al acceso de los animales al metro salvo en las horas punta. Esta autorización entrará en vigor cuando se cierre el convenio con el operador TMB, algo que probablemente ocurrirá el próximo verano.