Revuelta de vecinos contra la licencia de obra de la Rotonda

El propietario de la Rotonda deberá empezar las obras de rehabilitación de esta emblemática finca de Sant Gervasi y la construcción del nuevo edificio adosado en un plazo máximo de dos meses. Esta condición, incluida en la concesión de licencia municipal y sustentada en el mal estado del bloque, ha hecho saltar las alarmas en la asociación Salvem la Rotonda, una plataforma vecinal que, con escasos recursos, está haciendo todo lo posible para evitar que Núñez y Navarro cristalice en el barrio un proyecto inmobiliario que consideran «un pelotazo ilegal».

La aparición de este combativo colectivo demoró más de lo previsto el dictamen definitivo del departamento de Urbanismo. La concejala Gemma Mumbrú decidió apurar las vías de diálogo antes de dar el aprobado al arquitecto Alfredo Arribas, que tres años antes ya había presentado un plan de mejora que en el 2008 fue aprobado por todos los grupos municipales. A finales del 2010, la licencia, que se firmó el 21 de enero, estaba pendiente de una última reunión con la plataforma que no llegó a celebrarse porque el ayuntamiento consideró que ya no se estaban aportando «soluciones viables» y que todo se reducía a una «enmienda a la totalidad» del trabajo.

NEGOCIACIÓN ROTA / La ruptura del diálogo ha iniciado un nuevo proceso, más reivindicativo y contundente, que busca alertar al barrio de la llegada de la piqueta, del inicio de la construcción de «un edificio que supera la altura permitida, que engulle la parte histórica y que pasa de ser una finca en forma aUa tener cuatro caras». Por lo pronto, los miembros de Salvem la Rotonda han encargado un montón de pancartas que irán colgando en los balcones de todo vecino que abrace su causa. Como aperitivo, ya han colocado una en la plaza de Kennedy en la que, con un juego de palabras, buscan el amparo delpresidentArtur Mas y delconsellerde Cultura, Ferran Mascarell.«MasCarell, salveu la Rotonda», reza el mural, maltrecho por el viento.

ALTERNATIVAS VIABLES / Ricard Fayos, director técnico de Urbanismo, admite que la negociación de los límites del proyecto con Arribas «fue dura y larga», pero señala que el arquitecto es «un profesional con argumentos que aporta alternativas a los posibles problemas». No opina lo mismo de la plataforma vecinal, a la que acusa de insistir en ilegalidades «por el simple hecho de que no les gusta el diseño». «Además, mezclan problemas sociales con problemas particulares», apunta Fayos, en referencia a que uno de los promotores de la asociación tiene la casa pared con pared con la Rotonda.

Àngels García, portavoz del colectivo, insiste, en cambio, en que el edificio «tiene 1.500 metros cuadrados de superficie y 2,4 metros de altura más de lo permitido e insiste en que se incumplen las condiciones que fija la ficha de catalogación de la finca. Jordi Rogent, responsable de Patrimonio del ayuntamiento, replica que el proyecto final que se ha aprobado «es uno de los mejores casos de unión entre el edificio protegido y el de nueva construcción».