Palabra de don Andrés

Perdió al hijo soñado y, al día siguiente, estaba entrenándose, jugando, dando la cara. Nadie le tiene que enseñar nada a Andrés Iniesta. Es evidente que en la revolución aplazada, en el tsunami que viene, don Andrés ha de ser, debe ser, el nuevo líder, el líder que necesita el próximo Barça. Porque cree, porque es sensato, porque es más culé que nadie (puede que no aplauda en el minuto 17, pero se parte el alma, el corazón y las piernas por su Barça). Iniesta es más Masia que nadie, por eso ayer celebró la Champions juvenil por todo lo alto: «En La Masia uno aprende a ser persona antes que futbolista. Aprende a vivir con una nueva familia, lejos de la suya. Estudia, crece, mejora, se sacrifica junto y por otros, adquiere principios que le servirán en el día a día. Y aprende a competir y a intentar ganar por el escudo, por su equipo, por sus colegas. Aprende a intentarlo porque no siempre se gana, pero siempre se intenta».

Don Andrés recordó ayer que, en el fútbol como en la vida (en su vida, en la suya, en la mía, en la de todos), cuando no ganas, cuando tienes dificultades, «te jodes, te levantas, peleas y sigues, sigues, sigues». Y esa ha de ser la nueva filosofía (la vieja) del Barça. «Porque cuando uno ríe, otros lloran». Andrés quiere hacer feliz hoy a su gente y, luego, irá a por su niño. Fijo.