TENSIÓN EN EL BERNABÉU

Mourinho abre la primera función con un esperpento

El técnico provoca un plante de la prensa y el Barça no cambia de guion

DAVID TORRAS
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La mejor obra de fútbol del mundo, la sesión de cuatro clásicos que durante 18 días concentrará las miradas y los corazones de millones de personas, se inició ayer con un episodio de teatro del malo. El actor, el mismo de siempre: José Mourinho, empeñado en dejar la imagen del Madrid por los suelos. Antes de que el balón eche a rodar, antes de que esta noche (22.00 h., TV-3 y La Sexta) se inicie en el Bernabéu un viaje a una dimensión desconocida, a lo nunca visto, el hombre al que Florentino Pérez compró para acabar de una vez por todas con la pesadilla del Bar-

ça de Pep Guardiola se convirtió en una especie de guiñol sin palabra. Ahora, más que nunca, se lo juega todo en el campo.

Frente a la lírica que acompaña al Barça, por su juego y por su manera de vivir, la actuación de Mourinho contrapuso todavía más, por si no está claro ya, los dos estilos que se imponen en el Camp Nou y en el Bernabéu. Dos mundos, mucho más alejados que esos 8 puntos que marcan la clasificación y que hoy tiñen la Liga de azulgrana. Mourinho representó ayer un esperpento, un estilo que pasa por la degradación grotesca de la realidad y de los personajes.

El anuncio de que el técnico no daría la rueda de prensa y lo haría Karanka (ya lleva 11) provocó una amenaza de plante de la prensa. El remedio fue peor.Mouapareció junto a Karanka, pero no habló. Se sentó al lado, mudo, con gesto serio, en una imagen que recordó a sus tiempos de traductor junto a Bobby Robson, y que estuvo más cerca de un gag deCrackòviaque de la realidad.

EL PESO DEL 5-0 / Todos los medios españoles, a excepción del representante del programaPunto Pelota, abandonaron la sala como protesta. La intervención de Karanka apenas duró ocho minutos y tuvo momentos surrealistas. «¿Por qué no habla Mourinho?», le preguntaron. «Porque no quiere. Siempre que habla se sobredimensiona todo. No hemos sido nosotros los que últimamente nos hemos salido de tono y no quiere ni que se sobredimensionen sus palabras ni va a ser él el que va a calentar el partido», fue la justificación.

Mou no hace falta que hable para saber lo que piensa. Dentro del interminable repertorio de excusas que incluye su manual del victimismo, la cantinela que más ha repetido últimamente es la de que contra el Barça hay que prepararse para jugar con 10. De fútbol habla poco. Y del 5-0, menos. Pero ese es un recuerdo que le persigue y que no ha dejado de torturarle por más se haya esforzado en disimularlo. Guardiola, que no quiso valorar su conducta, sí habló de fútbol. Siempre lo hace, un reflejo de lo que se impone en la ciudad deportiva el Barça, alejada del ruido mediático que llega desde Madrid.

En este intenso viaje de 18 días, al Barça le interesa por encima de todo que se escuche el sonido de la pelota, como ocurrió en el primer clásico. Hoy puede sentenciar el título. Un triunfo le permitiría romper otro pedazo de historia. Ningún equipo ha ganado tres veces consecutivas en el Bernabeú. Aunque una derrota le dejaría a cinco puntos y con un calendario más favorable. Pero el líder no saldrá a especular. Guardiola, que lleva un pleno al cinco contra los blancos, entiende el clásico como un duelo que exige la máxima ambición. Así que ni un paso atrás.

Pero precisamente desde atrás llegó ayer una noticia tan inesperada como celebrada en el vestuario. Puyol recibió el alta y esta mañana viajará a Madrid. El misterio que ha rodeado su lesión da paso ahora a otra incertidumbre, pero sin el dramatismo que ha acompañado al capitán en estos tres meses de ausencia. La cuestión es saber si además del efecto psicológico que despierta su regreso, está para jugar cuando haga falta. Con cuatro clásicos por delante, parece más que difícil que hoy reaparezca. Pero ya está ahí.

En el preámbulo del primer duelo, Mourinho ya ha dado un paso atrás. Como si no quisiera tentar a la suerte se ha mordido la lengua, pero ha provocado más tensión en la casa blanca. Y al Madrid le sobran urgencias. Las dos últimas funciones del Barça en el teatro Bernabéu son obras de arte que no ha olvidado.