Leonor Watling y Rafael Novoa nos dan las claves de 'La templanza': "María Dueñas nos dio mucha libertad"

Prime Video se viste de estreno para lanzamiento este viernes 'La templanza', una de sus ficciones españolas más ambiciosas de la plataforma. Leonor Watling y Rafael Novoa son los protagonistas de esta adaptación del libro homónimo de María Dueñas, que narra la historia de Soledad Montalvo y Mauro Larrea, dos desconocidos cuyos destinos se cruzarán en la segunda mitad del siglo XIX y hará que sus vidas cambien para siempre. YOTELE habla con los actores sobre sus personajes en 'La templanza', entre otros asuntos relacionados con la serie.

¿Qué vamos a ver a partir de este viernes en ‘La templanza’, la nueva serie original española de Prime Video?

Leonor Watling: Vamos a ver la adaptación de la novela de María Dueñas, que también ha participado en el proyecto, y que cuenta la historia de Mauro Larrea y Soledad Montalvo. Es preciosa de ver.

Rafael Novoa: Vais a encontrar una exquisitez de producción en la que encontrarán diferentes localizaciones, vestuarios maravillosos, un grupo de talento espectacular, una dirección impecable… De todo lo que yo te puedo hablar de ‘La templanza’, te voy a contar flores y maravillas, y no es solamente porque nosotros estemos ahí. Realmente es maravillosa esta producción. Sentía que a medida que transcurría este rodaje estaba más comprometido con lo que estaba haciendo porque se veía el amor y la pasión absolutamente de todo el equipo. Esta serie tiene todos los ingredientes para sentarse en un buen sofá y disfrutar.

 ¿Cómo definiríais a Soledad Montalvo y Mauro Larrea, vuestros personajes en 'La templanza'?

L.W.: Creo que Soledad es una mujer alegre que no sabe lo fuerte que es. Por circunstancias de la vida tiene que hacer algo que no se le pasaba por la cabeza antes de que se le viniesen abajo todos los cimientos que pensaba que estaban sólidos. Se tiene que poner de pie ante ello y debe hacerse cargo de su familia y de los negocios de su marido, algo que consigue conociendo a Mauro Larrea (Rafael Novoa) en un camino con algún que otro tropezón.

A partir de ahí, se le desordena todo. A ella le mueve el amor. Tiene muy claro lo que tiene que hacer por el amor a sus hijos, a su tierra, a su patrimonio, pero, en medio de todo eso, le pasa el camión de enamorarse.

R.F.: En el caso de Mauro, es un apasionado por lo que siempre ha hecho, por sus principios y por su templanza para seguir adelante y no dejarse doblegar por ningún inconveniente radical. Ha tenido muchos reveses en su vida, pero es un personaje que inspira y genera identificación incluso en el siglo XXI. Sirve muy bien para la actualidad.

Como actores, ¿cuál ha sido vuestro principal reto ante este proyecto llamado ‘La templanza’?  

L.W.: Estar a la altura de todo el equipo de producción, dirección, arte, vestuario… Dejar trabajar a los que están haciendo lo complicado y, una vez que ya está todo lo difícil, llegar a tiempo e interpretarlo con el cariño con el que está hecho todo y con todos esos decorados y vestuarios que te facilitan mucho entrar en esa ficción.

R.N.: El compromiso que adquieres con la producción desde el inicio se origina si estás en un lugar exquisito con talento, profesionalidad y ganas. ¿Qué más puedes pedir? Si tienes que esperar o adaptarte, te esperas o te adaptas. Se trata de disfrutar, pero eso ocurre mucho cuando estás realmente comprometido, algo que en el resultado se ve.

¿Habéis tenido en cuenta el libro de María Dueña a la hora de construir vuestros personajes?

R.N: Sí. Para mí fue esencial. Cuando buscaba información más detallada del personaje, me devoré el libro de principio a fin. Desde un inicio tienes una perfecta claridad de cómo es Mauro porque hay una descripción maravillosa. Todo estaba ahí. Fue mi guía.

L.W.: Está muy detallado y te da la información que necesitas como actor. Todo el trabajo de campo ya estaba en la novela. No encontré nada nuevo, pero, a su vez, María Dueñas nos da mucha libertad. Menos en las voces en off, que están más basadas en el texto, ella nos da mucha libertad en los diálogos para llevarlos a un sitio más orgánicos. Tenía todo: tenía lo bueno y no tenía malo.