Una candidatura unitaria para Hereu

La victoria de Jordi Hereu en las elecciones primarias celebradas ayer por los socialistas de Barcelona ha sido tan clara como inesperada y contradice lo que las encuestas apuntaban hace dos semanas. El triunfo del actual alcalde frente a Montserrat Tura en una proporción de votos del 60% por el 40% de su rival no es abrumador, pero sí lo suficientemente rotundo como para que no quepan dudas sobre quién debe encarnar la propuesta socialista en las elecciones municipales. Hereu no solo ha ganado entre los militantes del PSC, sino también entre los simpatizantes, y en siete de los diez distritos de la ciudad.

En los largos meses que han precedido a la votación de ayer, el sucesor de Narcís Serra, Pasqual Maragall y Joan Clos en la gobernación de la capital de Catalu-

Hereu bate de forma inapelable a Tura y a la cúpula del PSC

nya ha tenido tenacidad suficiente como para reivindicarse frente al incesante martilleo de las encuestas que le pronostican una derrota en toda regla en las elecciones de verdad, las que el 22 de mayo le enfrentarán a Xavier Trias por la alcaldía. Y más mérito aún ha tenido en resistir el poco disimulado deseo de la dirección de su propio partido de que arrojase la toalla y dejase paso a un candidato con más posibilidades. Hereu ha demostrado, por tanto, coraje y fe en sí mismo, dos cualidades políticas no despreciables.

¿Hubiera sido mejor para los intereses del PSC apostar por Tura, con mejor imagen entre el electorado a juzgar por las encuestas? De nada serviría ahondar en esta ucronía, porque Hereu puede, con todo motivo, esgrimir que su candidatura tendrá ahora una legitimidad superior a la de sus antecesores y la de sus rivales. Y para que esta impecable pero delicada prueba política por la que han transitado los socialistas se cierre adecuadamente, lo mejor sería que la candidatura que encabezará Hereu tuviera una composición realmente unitaria, con Tura de número dos y la presencia de las distintas sensibilidades del partido. El PSC, el principal partido de la izquierda, precisa capitalizar todas las energías en la batalla de Barcelona, su principal plaza de gobierno y cuya pérdida supondría el fin de un modelo de ciudad. Las primarias, pues, deben dar vigor y unidad al PSC. Las encuestas no le son favorables, pero no son infalibles y el resultado no está escrito.