Acondicionador o mascarilla: ¿Cuál se aplica primero o son incompatibles?

El acondicionador sirve para hidratar el pelo y dejarlo suave después de haberlo limpiado en profundidad con el champú. Su fórmula es ligera, lo que permite su aplicación diaria. Hay de muchos tipos, según las necesidades de cada cabello, pero todos comparten la función de proteger la fibra capilar de las agresiones diarias, de controlar el encrespamiento y a conseguir un pelo brillante.

La mascarilla es un tratamiento nutritivo mucho más completo, ya que su fórmula está más concentrada. Sirve para hidratar profundamente el pelo. Obviamente, lo deja suave y brillante y facilita su peinado. Existen muchos tipos y texturas diferentes, que debes elegir en función de tu tipo de pelo. Además de recobrar la salud de la fibra capilar (cutícula), sella la capa exterior del cabello.

El acondicionar y la mascarilla son dos productos distintos y, por tanto, se aplican de dos maneras diferentes. Por un lado, el acondicionar se pone una vez se ha aclarado el champú, sobre el pelo mojado y de medios a puntas. Si quieres un mayor resultado, úsalo sin friccionar y en sentido a la cutícula del cabello. Además, se aclara al instante, sin necesidad de dejarlo un tiempo para que haga más efecto.

En cambio, la mascarilla se usa después de haber limpiado el pelo y empleado el acondicionador. Has leído bien, tras aplicar el acondicionador. Porque ya hemos dicho que ambos productos no son incompatibles, todo lo contrario. También se aplican de medios a puntas, pero aquí es cuando entra en juego una de las principales diferencias con los acondicionadores: las mascarillas requieren un tiempo de reposo para que el producto cumpla con sus funciones de nutrición profunda. Una vez hayan pasado 5 o 10 minutos, es el momento de aclarar la melena abundantemente para retirar cualquier resto.

La frecuencia de uso de cada producto es otra diferencia entre acondicionador y mascarilla. Al tener una fórmula ligera, el primero está pensado para usarlo a diario, cada vez que se lava el pelo. En cambio, la mascarilla se suele usar una vez a la semana. El motivo es que, como es más concentrado, su textura es más densa y un uso excesivo podría apelmazar el pelo y engrasarlo.

Aunque también es cierto que dependerá de las circunstancias del momento. Por ejemplo, en verano. Los expertos recomiendan aumentar su frecuencia de uso a un par de veces por semana porque el pelo está expuesto a más factores agresivos, como son el sol, la sal del mar o el cloro de las piscinas.