Fauna

Murciélagos vampiro: así atacan las tres especies que viven de la sangre

La pérdida de 13 genes ha llevado a estos mamíferos a alimentarse de una forma tan peculiar

Un ejemplar de vampiro común

Un ejemplar de vampiro común / Shutterstock

Verónica Pavés

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Lo que diferencia a los murciélagos vampiro o ‘chupasangre’ de los pequeños mamíferos voladores más proclives a comer frutas o pequeños insectos, son tan solo 13 genes. La pérdida de este reservorio genético -o el hecho de que ya no funcione- les permite sobrevivir como solo unos pocos organismos en el mundo pueden: a base de sangre. Sus cuerpos están diseñados para sobrevivir con una dieta rica en hierro y proteínas, pero con niveles mínimos de grasas o carbohidratos. Así lo ha descubierto un grupo internacional de científicos, que han publicado este último hallazgo en la revista Science Advances.

Aunque “la sangre es una fuente de alimento terrible”, la mayoría de los mamíferos no podrían sobrevivir únicamente con una dieta líquida de sangre baja en calorías, como explica Hannah Kim Frank, investigadora de murciélagos en la Universidad de Tulane. Por esta razón, es “extraño” que estos murciélagos puedan sobrevivir. Es inusual incluso para su propia especie.

Un murciélago vampiro común en vuelo

Un murciélago vampiro común en vuelo / Smithsonian stri.si.edu / Sherri and Brock Frenton

Solo tres de los 1.400 tipos de murciélagos que existen pueden sobrevivir chupando la sangre de sus víctimas; los demás comen principalmente insectos, frutas, néctar, polen o carne, como pequeñas ranas y peces. Estas tres especies son el vampiro común (Desmodus rotundus), el vampiro de patas peludas (Diphylla ecaudata), y el vampiro de alas blancas (Diaemus youngi). Estos murciélagos viven en América del Sur y Central y miden aproximadamente 8 centímetros de largo y 18 centímetros de envergadura.

100 ejemplares chupan la sangre de 25 vacas en un año

Para nutrirse de sangre, los murciélagos salen de sus cuevas por las noches y muerden y luego lamen la sangre del ganado u otros animales. Duermen durante el día en total oscuridad, suspendidos cabeza abajo y agrupados en colonias de unos 100 individuos, aunque a veces viven en grupos cuyo número supera el millar. En un año, una colonia de 100 vampiros puede beber la sangre de 25 vacas. Su presa preferida suele ser el ganado y ungulados salvajes, así como las gallinas Muy raramente atacan a perros y a humanos.

Los murciélagos vampiros abordan a sus víctimas desde el suelo. Se posan junto a su presa y se aproximan a ella caminando a cuatro patas. A causa de su dieta líquida, tienen pocos dientes, pero los pocos que tienen son afilados como cuchillas. Cada murciélago tiene en su hocico un sensor térmico que le dirige hacia un punto en el que fluye sangre caliente bajo la piel de su víctima. Tras aplicar un mordisco al animal, el murciélago vampiro succiona la sangre con su lengua. Su saliva impide que la sangre se coagule.

Vampiro común

Vampiro común / Shutterstock

Con una dieta tan baja en calorías, los murciélagos vampiros no pueden pasar mucho tiempo sin comer. Como viven en comunidad, cuando uno de ellos se encuentra en apuros, los miembros mejor alimentados regurgitan su comida para compartirla con un vecino hambriento.

Ese momento es crucial, y para llevar a cabo una acción altruista de este calibre, los murciélagos buscan en su memoria para saber si el que se encuentra en apuros le ha ayudado en el pasado. “Es como si hicieran un seguimiento”, resalta Michael Hiller, coautor del artículo del Instituto Max Planck de Alemania, que insiste en que estos organismos tienen “relaciones sociales complejas”. Esta forma de actuar no tiene que ver con el parentesco. Los individuos detectan si al que van a ayudar ha compartido antes, a su vez, con otros. Si es así, les recompensa.

En un estudio previo, de un equipo de la Universidad de Illinois y la Universidad de Ohio, se descubrió que, justamente por esta inusual interacción, los miembros de una misma colonia comparten la microbiota intestinal con otros miembros de la manada. En dicho estudio, los investigadores llegaron a la conclusión de que estos animales son muy sociales. No solo viven muy juntos, sino que también interactúan y se acicalan entre sí.

Los investigadores hallaron que los biomas intestinales de los miembros de una colonia de murciélagos eran más similares entre sí que con los que vivían en otra colonia. Y los murciélagos que estaban particularmente cerca en una colonia tenían biomas intestinales más similares que otros miembros de la misma colonia.

Estudios de referencia: https://www.science.org/doi/10.1126/sciadv.abm6494 https://www.nature.com/articles/s41559-018-0476-8