La OCU alerta de lo fácil que es robar un coche conectado a internet
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Cada vez con mayor frecuencia, los fabricantes de vehículos los equipan con nuevas e interesantes opciones que nos hacen más fácil la conducción, pero también pueden comportar nuevos riesgos si el coche en cuestión se convierte en un 'smartcar' (un coche inteligente) porque, al igual que sucede con los teléfonos inteligentes, almacena una gran cantidad de datos.
Los ciberexpertos en seguridad recalcan la importancia de entorpecer, en la medida de lo posible y todo lo que se pueda, la labor de los 'hackers', que pueden robar vehículos o manejar su funcionamiento desde fuera gracias a los múltiples elementos tecnológicos.
Dos coches 'hackeados'
De hecho, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), en colaboración con expertos en ciberseguridad de la empresa Context Information Security, 'hackeó' en abril de 2020 dos coches, asegurando que ese ciberataque era extrapolable a muchos otros vehículos. Los coches a los que se accedió fueron el Volkswagen Polo SEL TSI, dotado del sistema 'Car-net', y el Ford Focus Titanium con cambio automático.
El ciberataque de la OCU al Polo se centró en el sistema de comunicaciones internas: reprogramó el coche para que su pantalla se apagara cada cinco minutos. Y podía, por ejemplo, activar y desactivar el control de tracción del vehículo.
En el Ford no se pudo 'hackear' la consola de entretenimiento en el tiempo que duró el análisis. Pero desde ella se pudo acceder al subsistema asociado a funciones críticas para la seguridad como el control de la dirección o de los frenos, por ejemplo.
Llave 'hackeada' en 60 segundos
Además, la OCU consiguió 'hackear' la llave del Polo en 60 segundos. El coche era vulnerable al llamado 'RollJam', un ataque que consiste en que una persona próxima al vehículo puede capturar la clave en su dispositivo mientras la propietaria del coche pulsa para abrir el coche.
El llavero del Ford Focus es más seguro, aunque con un equipamiento básico, que cualquiera puede adquirir por internet, era posible impedir que el propietario arrancara su vehículo.
Sensores manipulados
Además, en esta prueba de 2020, la OCU consiguió manipular la información de los sensores. En el VW Polo bastó con retirar la insignia de la marca situada en la parte frontal del vehículo para acceder al 'CAN Bus', que comunica con el radar frontal y se encarga de avisar de posibles colisiones.
En el Ford Focus se interceptó la información de los sensores que monitorizan la presión de los neumáticos. Con esa información, se podía trasmitir la información de que la presión era la adecuada cuando no lo era.
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