Duendes rojos, las impresionantes luces que se ven en algunas tormentas

Hace unos días, numerosos habitantes de la isla de Córcega pudieron observar atónitos la aparición de unas chispas rojas en el mar Mediterráneo durante una tormenta.

Estos chisporroteos, que producen un bello y raro espectáculo en los cielos, son conocidos como duendes rojos y son difíciles de captar, puesto que aparecen y se desvanecen en la atmósfera de forma casi instantánea.

Los duendes rojos ('red sprites', en inglés) son fenómenos luminosos transitorios que ocurren en las capas superiores de la atmósfera (iosfera) y se mueven hacia el espacio. Estas ráfagas de electricidad son difíciles de observar a simple vista desde la superficie debido a su corta duración -no en vano forman parte de los llamados eventos luminosos transitorios- y el hecho de que sucedan en altitudes elevadas.

Destellos de luz

Los duendes rojos se manifiestan como destellos de luz roja que se extienden verticalmente desde la parte superior de las tormentas eléctricas hasta altitudes de entre 50 y 90 kilómetros de altura en el cielo. Su forma a menudo se asemeja a un cono o una columna delgada. Estos fenómenos son diferentes de los relámpagos normales y se deben a descargas eléctricas en la atmósfera superior.

La formación de estos espectros está vinculada a las descargas eléctricas intensas en las tormentas eléctricas. Se cree que se producen cuando una descarga de rayo en la atmósfera inferior genera un fuerte campo eléctrico que interactúa con la ionosfera, la capa superior de la atmósfera. Esto puede provocar la ionización de las moléculas en la ionosfera, creando los destellos de luz roja característicos de los red sprites.

Se cree que estos fenómenos fueron observados por primera vez en la década de 1980, aunque la primera imagen en color mostrando su tono rojo fue tomada en 1994 por la Universidad de Alaska desde un aparato de la NASA. La segunda imagen fue tomada por un camarógrafo y, desde entonces, los científicos han utilizado instrumentos especiales, como cámaras de alta velocidad y espectrómetros, para estudiar más a fondo los duendes rojos y comprender mejor sus mecanismos de formación.