Abierto de Tenis de EEUU

Alcaraz: “No le tengo miedo a este momento”

Carlos Alcaraz durante su partido ante Frances Tiafoe

Carlos Alcaraz durante su partido ante Frances Tiafoe / COREY SIPKIN / AFP

Idoya Noain

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Después de su triunfo en semifinales ante Frances Tiafoe Carlos Alcaraz solo tiene que ganar un partido más en el Abierto de Estados Unidos para hacerse con su primer grande y, lo que ha “soñado de siempre” aún más, conquistar el número 1 del mundo. Podría pensarse que ese doble logro en juego impone, presiona, atemoriza. Pero no a él. “No le tengo miedo a este momento”, asegura. “Es algo en lo que me he preparado mental, físicamente y de todo para poder estar viviéndolo”.

En el momento inmediato tras lograr darse la oportunidad, una que no conseguía nadie a tan temprana en un grande desde que lo hizo Rafael Nadal en Roland Garros en 2005 y en Nueva York desde que Pete Sampras fue finalista (y campeón) en 1990, solo quiere “disfrutar y recuperar”. Este sábado se tomará como los días de descanso que ha tenido hasta el momento. “Daré un paseo con mi familia y mi equipo para despejarme y divertirme con ellos”. También, “obviamente”, empezará a prepararse mentalmente para el encuentro con Casper Ruud.

La magia y los maratones

Habla ante la prensa en inglés primero y luego en español pasada la una y media de la madrugada. Lo hace con su habitual sonrisa de oreja a oreja, la misma que a veces se le ve en la pista, especialmente cuando logra uno de esos puntos que, sobre el papel, o por momentos, se dirían imposibles de salvar. “Nunca doy una bola por perdida y alguna vez esos puntos me ayudan para venirme arriba, para sonreír, para disfrutar el momento” explica. “Algunas veces hay que sacar un poco de magia”.

En Arthur Ashe habían vuelto a verse esos conejos apareciendo de la chistera de su raqueta, con velocidad y osadía, ante Tiafoe. Es algo que también pasó el miércoles en el magistral encuentro con Jannik Sinner, o en el que jugó el lunes ante Marin Cilic. Los tres fueron partidos a cinco sets, en los que parece estar especializándose en Flushing Meadows.

“En los momentos clave es cuando doy mi mejor versión, y creo que esa es la clave por la que he ganado ocho de los nueve quintos sets que he jugado en mi carrera”, explica. Y no le preocupa “para nada”, que tal esfuerzo pueda llegar a pasarle demasiada factura. “Hoy (con Tiafoe) se ha demostrado que, después de los partidos contra Cilic y Sinner, en el quinto estoy preparado para poder desplegar buen tenis a pesar de las horas que llevo en pista y de descansar regular por acabar tan tarde”.

Ante Ruud, un jugador que ya tuvo la experiencia de una final de grande en Roland Garros, y pese a todo lo que está en juego, Alcaraz volverá a afrontar ese momento “de la mejor manera posible, siendo el mismo chico y jugador de siempre. Voy a intentar tomármelo como un partido más, aunque sé que no será fácil, y a intentar desplegar mi mejor juego”, promete.

Referente y juventud

Ese juego, esa personalidad y esa convicción lo han convertido ya en un referente. Lo ponía como tal este viernes en Nueva York Martin Landaluce, que a los 16 años ha alcanzado la final de juniors, que disputará este sábado. Y es algo que ilusiona a Alcaraz, no solo porque sigue de cerca al madrileño, “un chico genial y un gran trabajador” con el que comparte a Albert Molina como mánager  y con quien ha entrenado varias veces. “Me alegra mucho el transmitir valores buenos para los jóvenes”, dice Alcaraz. “Para él y para cualquier chico que tenga cerca, me alegra saber que soy un ejemplo y que le puedo ayudar de cara a su carrera. Ya saben todos los jóvenes que estoy ahí para ayudar. No me causa responsabilidad porque no es algo que lo haga obligado, el ser como soy o lo que transmito en pista, sino que me sale natural”, continúa. “No lo veo como una obligación o me da respeto, me alegra saber que, tal y como soy, transmito buenos valores”.

Habla como si fuera mayor ya, pero él mismo sigue siendo casi un adolescente. Y si se le recuerda eso, responde: “Es verdad que quizás he madurado muy pronto, pero es lo que hace el tenis. En los torneos quizás sí que me siento algo mayor, con más responsabilidades, diría yo, pero una vez en casa, con mis amigos, mi familia y mi gente, me siento un chico de 19 años”. Un chico que este domingo, en Nueva York, puede tocar el cielo.