EL TORNEO DE TENIS DE ROLAND GARROS

Bolsova: "Soy de pueblo, de Palafrugell, sincera y auténtica"

La joven catalana, de origen moldavo, sorprende en París al colarse en octavos desde la fase previa

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Jaume Pujol-Galceran

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"Los límites solo existen si tú te los permites", se lee en uno de sus tatuajes junto a esa gran cabeza de leona que luce en el brazo izquierdo de Aliona Bolsova. En París, esta joven, de origen moldavo (Chisinau, 1997), pero afincada en Palafrugell desde los 3 años, ha hecho realidad ese lema. Llegó hace dos semanas para jugar la previa de Roland Garros y ya está en los octavos de final. "Un sueño" que ni aún puede creer.

Este lunes intentará superar un nuevo límite por una plaza en los cuartos de final ante una de las revelaciones de la temporada, la estadounidense Amanda Anisimova (51 mundial), que con solo 17 años ya ha ganado un título (Bogotá) y en el Abierto de Australia de este año llegó a octavos.

Bolsova está en una nube. "Ya véis, aquí un día más, estupendamente", decía tras su sexta victoria consecutiva en Roland Garros y ya con un cheque asegurado de 243.000 euros, el doble de lo que ha ganado en toda su carrera. "Este dinero va a venirnos muy bien para poder llegar a final de año", cuenta de sopetón y con acento catalán.

Sin recursos

Ali, como la llaman sus amigos, explica que cuando llegó de los Estados Unidos y decidió volver a jugar al tenis no tenía recursos. "No tenía casi nada pero mis entrenadores me enseñaron a ganarme la vida y a mantenerme. Ahora podré pagar a todos los que me han ayudado", explica sin reparos. Está acostumbrada a esas situaciones porque en sus inicios no pudo aprovecharse de becas de la federación por ser moldava.

Ella empezó a jugar al tenis en Llafranch cuando vio "ganar a Maria Sharapova en Wimbledon por televisión", pero hasta el 2013 no logró tener la nacionalidad para jugar por España. "Soy de pueblo, de Palafrugell, diferente y auténtica", reconoce con ingenuidad. "He firmado más autógrafos que nunca. Mi móvil va a explotar, no paro de recibir mensajes", admite con sus grandes ojos negros y una sonrisa auténtica y feliz.

"Profesional, de verdad"

El sábado le costó dormir. La adrenalina seguía a tope. "Intento disfrutar del momento, pero soy consciente de que me queda mucho camino por delante y he de trabajar mucho, eso no me importa porque siempre he trabajado. Pasar la previa ya era un gran regalo, imaginad llegar a octavos", dice feliz. "Poder estar entre las 100 mejores (podría salir 88 del mundo de París), te hace sentir profesional de verdad", asegura.

De momento ha empezado a trabajar con una psicóloga. Su madre Olga la ayuda en la recuperación física como fisioterapeuta del equipo que forman con las extenistas Lourdes Dominguez Ana Alcázar, excampeona júnior de Roland Garros.

Genes olímpicos

Bolsova tiene genes de deportista. Su abuelo, Viktor Bolshov, fue olímpico con la Unión Soviética en Roma 1960 (4º en salto de altura) y México 68. Su abuela, Valentina Maslovska, rozó el bronce en Roma con el relevo 4x100 soviético. Su madre, Olga Bolsova, fue también olímpica con el Equipo Unificado en Barcelona 92 (salto de altura) y con Moldavia en Atlanta 1996, Sidney 2000 y Atenas 2004 (triple salto).

Y su padre, Vadim Zadoinov, corrió 400 vallas para el Equipo Unificado en Barcelona 92 y para Moldavia en 1996 y 2000. La tenista catalana ha tenido un recuerdo especial en sus tuits para Marcelo, uno de sus primeros entrenadores en el club de tenis de Santa Cristina, fallecido la semana pasada. Este lunes espera mandar uno más y seguir rompiendo límites en Roland Garros.