Ciencia y sociedad

Los Estados se exponen a condenas judiciales por inacción climática

Una sentencia histórica contra Suiza sienta jurisprudencia sobre el vínculo entre la crisis climática y los derechos humanos

Activistas suizas de la plataforma 'Klima Seniorinnen' celebran en Estrasburgo el fallo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Activistas suizas de la plataforma 'Klima Seniorinnen' celebran en Estrasburgo el fallo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. / EFE

Eduardo Martínez de la Fe

Eduardo Martínez de la Fe

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Suiza es el primer Estado condenado judicialmente por no resolver el desafío climático y violar los derechos humanos de las personas mayores. Hace un año, 16 niños y jóvenes obtuvieron una sentencia condenatoria contra el Estado de Montana por destruir con sus leyes el medioambiente. Cualquier Estado puede ser denunciado si no preserva el ambiente en el que viven sus ciudadanos.

No ha pasado un año desde que, por primera vez en la historia de Estados Unidos, una jueza declarase inconstitucionales las leyes del Estado de Montana que promueven los combustibles fósiles, cuando el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ha fallado a favor de un caso parecido presentado por Ancianas por la Protección del Clima en Suiza: condena a Suiza por violar los derechos humanos de las mujeres mayores porque el Estado no está tomando las medidas necesarias para combatir el calentamiento global. Es la primera vez que esta institución condena a un Estado por este motivo.

El TEDH, el único órgano íntegramente judicial establecido en el Convenio Europeo de Derechos Humanos, reconoce que es competente para abordar la cuestión climática en el marco del artículo 8 del Convenio Europeo de Derechos Humanos (que consagra el derecho al respeto de la vida privada y familiar).

También asume que las condiciones de calidad de vida pueden verse deterioradas debido a los efectos del cambio climático (ola de calor, contaminación del aire, incendios, etc.) sobre la población de un Estado.

Habrá que hacer cambios

En consecuencia, el TEDH considera que las políticas de Suiza en materia de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero no han sido suficientes y que por lo tanto el Estado está violando el Convenio Europeo de Derechos Humanos.

Aunque la sentencia es teóricamente vinculante, no va acompañada de medidas precisas para remediar las deficiencias del gobierno, ni de sanciones en caso de no hacerlo.

Eso significa que sus efectos jurídicos quedan en el aire, aunque propiciará medidas más contundentes. El objetivo suizo de alcanzar la neutralidad climática en 2050 deberá ser actualizado.

Punto de referencia

Lo más importante, sin embargo, es que esta sentencia constituye un punto de referencia esencial para los tribunales de todo el mundo: sienta jurisprudencia sobre el vínculo entre la crisis climática y los derechos humanos, a un nivel mucho más amplio de lo que representó la sentencia de Montana.

Los Estados ya no podrán permanecer indiferentes ante la crisis climática, y no solo los 46 miembros del Consejo de Europa, ya que todos ahora pueden ser jurídicamente responsables ante sus ciudadanos de los impactos del cambio climático en sus respectivos poblaciones. Lo que amagó el año pasado en Montana cobra carta de naturaleza global.

Precedente USA

La sentencia de TEDH culmina un proceso más amplio que está en plena efervescencia, después de que el año pasado 16 niños y jóvenes de entre 5 y 22 años ganaran una batalla judicial contra el Estado de Montana (USA) por ignorar los efectos de sus leyes sobre el medioambiente y violar el derecho de los ciudadanos a vivir en un entorno natural limpio y saludable.

La historia no ha terminado con esta victoria, ya que el Estado de Montana ha recurrido esa sentencia por considerarla errónea. Pero seis jueces jubilados de la Corte Suprema de Montana han instado al tribunal más alto del Estado a defender una victoria legal histórica para los jóvenes activistas climáticos. Consideran que “poderes partidistas” del gobierno están tratando de “impedir que el poder judicial haga cumplir los derechos constitucionales”.

Este fallo sentó un precedente para otros casos judiciales similares en otros Estados de Norteamérica, que también se basan en derechos constitucionales ambientales, como los que se han cursado en Alaska, Colorado, Florida, Massachusetts, Oregón y Washington.

Más casos

Fuera de Estados Unidos, hay otros casos significativos: en Canadá, dos procesos desarrollados a instancias de jóvenes han puesto en jaque a las autoridades. Uno presentado ENvironnement JEUnesse (ENJUE), invocó la Constitución para responsabilizar al gobierno federal por la degradación ambiental, que no prosperó. Otro, presentado en 2019 bajo el nombre La Rose vs. Her Majesty the Queen, planteó que el cambio climático amenaza el bienestar y desarrollo físico y psicológico de la población. Todavía está en proceso, pero cada día recoge mayores esperanzas.

En otros entornos geográficos, seis jóvenes portugueses demandaron a 33 países (entre ellos España) ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos por su falta de acción para reducir las emisiones y salvaguardar su futuro físico y mental. El tribunal europeo concedió al caso el estatus de prioridad en octubre de 2020 y ahora, al mismo tiempo que condena a Suiza, ha rechazado su demanda por defecto de forma.

También 25 jóvenes han demandado al gobierno de Colombia por no proteger la Amazonía colombiana de la deforestación. El tribunal falló a favor de los demandantes en 2019 y ordenó al gobierno reducir la deforestación.

Miles de casos abiertos

Por último, una niña de siete años de Pakistán ha ganado el derecho a proceder con su demanda judicial por el cambio climático, estableciendo por primera vez en Pakistán los derechos de un menor a demandar en los tribunales a través de sus abogados.

Hay que tener en cuenta al respecto que el número de casos judiciales centrados en la crisis climática en todo el mundo se ha duplicado desde 2015, lo que eleva el número total a más de 2.000, según un informe dirigido por investigadores europeos, del que informó The Guardian en junio del año pasado.

Las sentencias de Suiza y Montana, por sus características, destacan también en este movimiento global porque tiene un efecto generacional: los jóvenes y los mayores protagonizan esta defensa de la vida ante un modelo económico inviable que se resiste a cambiar de rumbo.

¿Amnistía científica?

¿De qué servirá de ahora en adelante judicializar el activismo científico contra la inacción climática? ¿Se aplicará una amnistía a los científicos encarcelados o procesados en diferentes países, entre ellos España? La sentencia suiza puede tener incluso una repercusión política inesperada en plena campaña de las elecciones europeas y catalanas.

La presión sobre cualquier Estado está aumentando. No pueden seguir mirando para otro lado y actuando como si no pasara nada, dando a entender que todo está controlado. Nada más lejos de la realidad, dejan claro los científicos.