Ingeniería

Los láseres pueden acabar con drones enemigos sin ruido ni daños ambientales

Sólo pueden utilizarse para detener amenazas entrantes, no para causar daños significativos

Disparo de prueba del sistema láser Dragonfire.

Disparo de prueba del sistema láser Dragonfire. / Ministerio de Defensa del Reino Unido

Redacción T21

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los sistemas láser tienen el potencial de cambiar el panorama de la guerra moderna, ya que ofrecen una forma rápida, silenciosa, precisa y barata de neutralizar las amenazas aéreas. Han llegado para quedarse, aunque suscitan muchas cuestiones sin resolver.

Imagina que ves un pequeño punto en el cielo que se acerca a gran velocidad. Es un dron enemigo, cargado de explosivos y listo para atacar. ¿Qué harías para detenerlo? Podrías lanzarle un misil, pero eso sería caro, ruidoso y peligroso. Además, ¿y si el misil falla y cae en algún lugar poblado?

Hay una solución mejor: usar un láser. Un láser es un arma de luz que puede apuntar con precisión a un objetivo y desactivarlo sin causar una explosión. Puede interferir con los sistemas electrónicos del dron, haciendo que pierda el control y se estrelle. Y lo mejor de todo: un láser es silencioso, barato y limpio.

Esta no es una fantasía de una película de ciencia ficción, sino una realidad que ya está aquí. Hace poco, un equipo de científicos e ingenieros del Reino Unido logró derribar varios drones frente a la costa de Escocia usando rayos láser, según informa The Conversation.

El proyecto de estos ingenieros se llama DragonFire y es una iniciativa de 30 millones de libras que empezó en 2017 y que cuenta con la participación de varias empresas y agencias gubernamentales del Reino Unido.

Precisión milimétrica

Los drones son aviones no tripulados y semiautomáticos que pueden causar daños mortales con una precisión milimétrica.

Se usan mucho en los campos de batalla modernos, como en la guerra de Ucrania o en las rutas comerciales navales en el Mar Rojo.

Derribarlos no es fácil y normalmente implica disparar misiles que cuestan hasta un millón de libras cada uno.

Aunque suelen ser efectivos, los sistemas defensivos de este tipo son costosos y conllevan un riesgo significativo de causar daños colaterales; si un misil falla su objetivo, acabará aterrizando en algún lugar y explotando igualmente.

Pero no hace falta causar una explosión espectacular para desactivar un dron; basta con interferir con sus sistemas de control y navegación. Este es un trabajo que puede hacer un rayo láser.

Brillantes y direccionales

Los láseres son haces de luz especialmente brillantes y direccionales, un tipo particular de radiación electromagnética. Un láser lo suficientemente potente puede interferir con cualquier dispositivo electrónico, provocando que funcione mal.

En comparación con los misiles estándar, un sistema láser de alta potencia tiene una serie de ventajas estratégicas. Es sorprendentemente barato de operar.

Hacer funcionar DragonFire durante diez segundos cuesta lo equivalente a usar un calentador durante una hora (poco más de 11 euros por disparo). Los láseres también están libres del riesgo de daños colaterales.

Incluso si un láser falla su objetivo, seguirá propagándose hacia arriba y finalmente será absorbido y dispersado en la atmósfera. Un láser es un haz de luz, por lo que sólo se propaga en línea recta, independientemente de la gravedad. Además, suele cubrir una zona pequeña del orden de unos pocos milímetros: su precisión se asemeja a la de un cirujano en una intervención quirúrgica.

Los láseres son, por tanto, el arma defensiva por excelencia, aunque sólo pueden utilizarse para detener amenazas entrantes, no para causar daños significativos.

Avances recientes

Las armas láser no son una novedad en el ámbito militar. Ya en la década de 1980, el presidente estadounidense Ronald Reagan lanzó el programa Iniciativa de Defensa Estratégica, más conocido como "Guerra de las Galaxias", que pretendía utilizar láseres espaciales para interceptar misiles nucleares soviéticos. Sin embargo, el proyecto se abandonó debido a su enorme complejidad y coste.

Desde entonces, la tecnología láser ha avanzado mucho, y ahora existen sistemas láser portátiles y eficientes que pueden montarse en vehículos terrestres o aéreos.

Por ejemplo, el sistema HELIOS de Lockheed Martin es un láser de 60 kilovatios que puede instalarse en un buque de guerra para derribar drones, misiles o embarcaciones pequeñas.

Otro ejemplo es el sistema PHASER de Raytheon, un láser de microondas que puede montarse en un camión para desactivar enjambres de drones.

Estos sistemas láser tienen el potencial de cambiar el panorama de la guerra moderna, ya que ofrecen una forma rápida, silenciosa y precisa de neutralizar las amenazas aéreas. Sin embargo, también plantean algunos desafíos éticos y legales.

Cuestiones pendientes

Por ejemplo, ¿cómo se puede garantizar que los láseres no dañen a los civiles o a los aviones comerciales que puedan cruzarse en su camino? ¿Qué normas internacionales se deben seguir para regular el uso de las armas láser? ¿Qué consecuencias tendría el desarrollo de sistemas láser ofensivos que puedan causar daños irreversibles a las personas o al medio ambiente?

Estas son algunas de las preguntas que los gobiernos, los militares y la sociedad en general deberán abordar a medida que las armas láser se vuelvan más comunes y accesibles. Mientras tanto, la ciencia ficción se está convirtiendo cada vez más en una realidad.