Biología / Ciencias de la Tierra

El ser humano ya habría sentenciado a muerte a la naturaleza

Redefinir nuestra relación con la naturaleza es crucial para hacer frente a la crisis ambiental

Nuestra relación con la naturaleza está en crisis: necesitamos recomponerla para poder superar los acuciantes problemas ambientales que nos aquejan.

Nuestra relación con la naturaleza está en crisis: necesitamos recomponerla para poder superar los acuciantes problemas ambientales que nos aquejan. / Créditos: NASA/Unsplash.

Pablo Javier Piacente

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A nivel global hemos entrado en el Antropoceno, un período en el cual los seres humanos son la fuerza dominante que impulsa el cambio en todos los ecosistemas. Debido a nuestra abrumadora influencia sobre la atmósfera, la hidrosfera y la biosfera, ningún ecosistema está a salvo de nuestra actividad. Según los investigadores, esto sugiere que ha perdido relevancia la naturaleza, enmarcada como algo separado de la humanidad.

De acuerdo a un artículo publicado en The Conversation por el científico Derek Lynch, Profesor de Agronomía y Agroecología en la Universidad de Dalhousie, en Canadá, la humanidad ya ha condenado a muerte a la naturaleza, por lo menos en su concepción clásica, separada de los escenarios humanos. Nuestra tendencia a despreciar a las formas de vida supuestamente “inferiores” y la irrupción del Antropoceno serías las causas principales de este nuevo contextos, que requiere de una urgente revisión para poder afrontar los problemas ambientales actuales.

Biodiversidad en jaque

Los especialistas saben que el Antropoceno, la era geológica que atravesamos actualmente y que se caracteriza por el enorme impacto en el planeta de la actividad humana, ha marcado una gran reducción de la biodiversidad. En este momento, la extinción de especies se produce a un ritmo 1.000 veces mayor que la intensidad previa a la irrupción del ser humano en la Tierra: es un punto extremo y final, que necesitamos superar si deseamos seguir disfrutando de nuestro planeta.

Según el proyecto Half-Earth, únicamente preservando el 50 por ciento del hábitat de la superficie global podremos preservar el 85 por ciento de las especies. Aunque el incremento de la superficie de áreas protegidas es un dato alentador, alcanzando hasta el 17 por ciento de la superficie terrestre y el 10 por ciento de los océanos sobre 2020, los problemas de gestión y los inconvenientes con las poblaciones locales están poniendo en duda su capacidad real para preservar la biodiversidad.

Un tema de conceptos

Pero más allá de estos hechos concretos, nuestra crisis con la naturaleza parece estar originada en nuestra propia concepción del mundo natural. Por ejemplo, la ensayista y filósofa Sylvia Wynter sostiene que la representación desmedida del ser humano como algo distinto o alejado de la naturaleza marca el concepto subyacente que permitió su historia de explotación irracional: en el fondo, el ser humano se siente superior al resto de las formas de vida y, por consiguiente, cree que puede usarlas a su antojo.

Según indica Lynch, una gran parte de los académicos, conscientes de los profundos efectos del cambio climático, han declarado que el muro entre la historia humana y la historia de la naturaleza ya se ha roto. Como resultado de esto, redefinir la relación entre ambos universos parece crucial para hacer frente a los peligros que ponen en jaque a nuestro planeta.

En otras palabras, Lynch propone que la separación tradicional entre humanidad y naturaleza ya no tiene sentido en el marco del Antropoceno: en su reemplazo, se requiere una nueva visión integradora, en la cual se incluyan historias compartidas entre ambos contextos, las cuales terminarán definiendo el futuro de nuestra casa común.